Había una vez un señor tan flojo, tan flojo, que soñó que estaba trabajando y amaneció cansado.
Había una vez un hombre tan pequeño, tan pequeño, que en vez de viajar en metro, viajaba en centímetro.
Había una vez un ratero, tan, pero tan tonto que cuando robaba una tienda, se llevaba los maniquíes para no dejar testigos.
Había una vez un hombre, tan feo, tan feo, que lo contrataron para quitar el hipo.
__________________ La mujer que no tiene suerte con los hombres no sabe la suerte que tiene
|