[B][U][FONT="Franklin Gothic Medium"][SIZE="5"][COLOR="Red"]OTROS ASPECTOS INTERESANTES DEL CAMPO MAGNÉTICO TERRESTRE.[/COLOR][/SIZE][/FONT][/U][/B]
Aunque con menor aplicación en el campo de la Geografía, aparte de la declinación magnética existen otros parámetros del campo magnético terrestre que merecen mención. Así, el campo magnético se caracteriza mediante siete parámetros: declinación, inclinación, intensidad horizontal, intensidad vertical, componente X de la intensidad horizontal, componente Y de la intensidad horizontal e intensidad total.
Sus características han venido cambiando constantemente. En las zonas geológicas de acreción, como las dorsales oceánicas, la formación de nuevas rocas es permanente a la vez que en las zonas de subducción los materiales pasan a fundirse e incorporarse al manto terrestre. Esta rotación de materiales que da lugar a la tectónica de placas ha permitido que algunos tipos de rocas volcánicas cuando se enfrían por debajo de 700° centígrados guarden en su interior información sobre el campo magnético terrestre. Los basaltos, en sus diversos tipos, son los materiales que mayor información paleomagnética aportan sobre la dirección de la polaridad del campo magnético, su intensidad y otra información esencial.
A partir de ellos y de otra información paleomagnética sabemos que el campo magnético es sumamente cambiante y que incluso han ocurrido muchas veces cambios totales de polaridad, en los cuales los polos positivo y negativo del gran imán que forma la tierra se han alternado sus posiciones respectivas. Es una certeza que una nueva inversión de polaridad se producirá, lo que no se puede predecir es cuándo. Tenemos información geológica que certifica que el patrón temporal de inversiones no es constante. A juzgar por los últimos datos de la serie, parece el ritmo más acertado podría tener una cadencia de 200.000 a 500.000 años, pero hace unos 780.000 años que no ocurre una inversión total y ciertamente la serie es demasiado irregular como para pensar en un patrón regular.
Algunos científicos piensan que pronto se producirá un cambio de polaridad que llevará a un enrrarecimiento del campo magnético terrestre que durará probablemente uno o varios milenios hasta que concluya el intercambio de polos. Ello está justificado por el debilitamiento constante del campo magnético que se viene produciendo desde que tenemos observaciones geomagnéticas. Se supone que durante el tiempo que dura la inversión de polaridad, el debilitamiento del campo será manifiesto, con una intensidad aproximada de un décimo de la actual y un modelo magnético constituido por varios polos positivos y varios negativos, pero parece haber acuerdo entre la comunidad científica de que este debilitamiento y desorden geomagnético no supondrá ningún problema serio para la vida en la tierra. Quizá algunas especies de aves migratorias sufran alguna desorientación, y en nosotros mismos quizá aumenten en un porcentaje muy bajo el número de cánceres de piel. Sin embargo, la atmósfera es nuestra verdadera protección de las agresiones del espacio, equivalente a tener encima una capa de hormigón de 3 ó 3.5 m de grosor. De hecho, todos los días se producen auroras boreales en distintos lugares de la tierra, que no son sino la manifestación de la "debilidad" del campo magnético en las zonas polares, por donde es más fácil penetrar a las partículas de alta energía del sol y reaccionar con la alta atmósfera produciendo las imágenes que todos tenemos en mente.
El papel del campo magnético terrestre, sin embargo, es fundamental en un contexto cronológico amplio: su capacidad para desviar la mayor parte de las partículas de alta energía del viento solar protege a la propia atmósfera, colaborando a la conservación de la misma. Desde el punto de vista tecnológico, la mayor parte de nuestros satélites quedarían inutilizados en poco tiempo sin la protección extra que les aporta la magnetosfera.