Una tarde de verano, me encontraba tomando el sol desnuda en la playa de Maspalomas en el sur de Gran Canaria.

El día estaba radiante y el sol quemaba mi cuerpo mojado pues acababa de salir del agua. A unos pocos metros de mí, había un joven atractivo que estaba solo.

Al poco rato se me acercó pidiéndome que le pusiera bronceador en su espalda.

Me puse muy nerviosa pero accedí inmediatamente a sus deseos. Cuando acabé de untar la crema sobre su hermosa espalda. Me pidió el ponerme la crema a mí.

Tras ponerme la crema de manera sensual me invitó a hacerme un masaje tras las dunas de la playa, y no pude negarme. Por supuesto no hubo tal masaje, comenzamos a follar salvajemente. Nadie me había comido el coño como ese chico lo estaba haciendo, me hacía tener mil explosiones de placer.

Cuando terminamos estuvimos hablando un rato de nuestras fantasías. Yo le dije que nunca había hecho un trío con dos hombres y que me apetecía la idea, por lo que quedamos en que vendría al día siguiente con un amigo.

Estuve toda esa noche excitada pensando en la jornada que me esperaba al día siguiente y acudí sin falta a mi cita. No tardaron en aparecer los dos.
Mi amigo vino acompañado de un atractivo moreno con un impresionante pene. Nos presentamos y enseguida decidimos ir a la zona de las dunas.

Una vez allí nos quitamos los trajes de baño y sólo nos quedamos con nuestras gafas de sol. El morenazo enseguida se acercó a chuparme mi sexo. Buff me excitaba tanto el verlo tan excitado comérmelo todo.

Este moreno encima estaba muy bien dotado, nunca había visto nada igual. El otro chico intentaba intervenir, pero el moreno se lo cogía todo para él, y a mí aquello me ponía aún más cachonda. Un chico intentando apoderarse de mí, mientras otro intenta intervenir y me chupa los pezones, aquello fue de lo más erótico que había vivido.

Estuvimos fornicando los tres en medio de la arena sin parar, y el morenazo no dejaba a mi amigo casi meter baza. Nos corrimos los tres en un orgasmo interminable en la que yo los masturbaba a los dos.

Encima mientras estábamos en ese momento culmen, pudimos ver como había alguien observando parado, como queriendo intervenir, eso nos excitó mucho más y aceleró el gran orgasmo.

Qué bueno es bañarse en el agua fresquita del mar después de un orgasmo.

Lucia Martín