Año 1988. Ya tenía superado el trauma del "Mono Pilón", la mili hecha y hasta kurraba y todo. Pero necesitaba algo más, el 850 Especial Lujo se había quedado pequeño para ir a ver los Maiden o los Baron Rojo, sobretodo por que los kolegas eran unos gorrones y se me llenaba de chusma. Decidí cambiarlo con el el aval delviejo. Y me compré un W Polo GT, negro por supuesto, era muy heavie yo.

Joder, que fino iba el c a b r ó n, comparado con el 850. Un día que iba a buscar la novieta ( alias "la sako" por lo fea que era, según mis kolegas) decidí ir a un tunel de lavado. Mira, me hacia gracia, ya que nunca antes había ido a uno de esos. Llegué fardando con mi Polito y me puse a la cola. Vino un tío que me pasó el aspirador por las alfombra y de paso por las Nike Jordan (aunténticas para ir a ver los Judas, no te dejaban entrar con zapatos). Cuando acabó me dijo:

-Tira p'alante y ponte ahí.

Yo tiro p'alante y me pongo allí. Me espero. El tío aquel me da un golpecito en la luna trasera. Yo meto primera. Me vuelve a golpear con más fuerza. "Eso es que tire" pienso. Y nada, dicho y echo acelero y tiro para adentro. El tío se lía a ostias con la luna trasera y el maletero. "Eso es que tire más rápido" pienso yo. Y acelero más.

De repente noto que el coche no tira. Me había caido un rodillo gigante en la luna delantera. "Coño, pasa ahora" "Ah! eso es que he de acelerar un poquito pa levantar el rodillo" y sí, tenía razón al acelerar un poquito el rodillo se levanta y así pude continuar avanzando.

"Joer, que bestias estas gamuzas, me frenan el coche", "Que de agua", "Aqui molaría un concierto de los Kreator"... todo eso pasaba por mi mente en aquel túnel oscuro y húmedo (que erotico ma quedao). Pero al final se hizo la luz. Y entonces comprobé que no era el rodillo gigante el que no me dejaba avanzar, era un RENAULT 21 gris plata al que fuí empujando por el tunel hasta sacarlo, completamente lleno de espuma, bueno y mi Polo también.

Entonces empezó a venir gente, el encargao del túnel, el del Renault 21, el del aspirador... todos gritando y agitando los brazos. Supongo que venían a currarme y me bajé del coche, para ver que pasaba (que gili, "para ver que pasaba"). Allí estaba yo, con mi cruzada y mi chaleco tejano encima lleno pinchos y parches, las grañas, la barbota sucia y cara de tonto. Todos se frenaron en seco, quedaron inmovilizados y en silencio. Se hizo un silencio total, como las pelis del Clint. Esperaban algo, no sé qué. Pero yo ya me había dado cuenta de que la había kagado en algo. Decidí reaccionar y con calma dije:

-No me lo sequen.

Y me metí en el coche y salí cagando leches, dejando tras de mi una estela de espuma. Casi cuando salía una voz gritó:

-Y NO VUELVAS MÁS.

No volví, no.

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