España es una perrera gigantesca, donde las jaulas son plazas de toros, y donde los animales sufren todo tipo de torturas durante veinte minutos (y antes), para al final desgarrarles las entrañas con una afilada espada y luego paralizarles los pulmones apuntillandoles en las cervicales, proceso que requiere a veces varios intentos, por falta de habilidad del verdugo apuntillador.
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