Había una vez un Santo muy preocupado porque nadie le rezaba. La gente rezaba a San José, a San Pedro, a San Isidro, pero a él nada. Así que pidió una reunión con Dios y este le recomendó:

- Hazte unas tarjetas de presentación y repártelas por todo el mundo. Di que haces milagros por encargo, pero, eso sí, no se las des ni a los MARIC**ES, ni a las MUJERZUELAS FÁCILES.

Y así lo hizo, y ahora es el santo más milagroso y de más devoción en todo el mundo. ¿Sabes cómo se llama ese santo?

¡Piensa! ¡Acuérdate!

¿No sabes?