Una monja.
Llega corriendo y gritando al convento:
- ¡¡ Madre superiora, madre superiora !!! ¡¡me han violado, me han violaaaadooo!!!
- cálmate hija mía, yo me ocupo de esto. La madre superiora se va y vuelve de la cocina con un limón empapado en vinagre y dice:
- toma hija, muerde esto con fuerza.
- pero madre, ¿¿usted cree que esto me purificará??
- no, eso no, ¡pero al menos te borrará esa sonrisa de la cara.
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