Tema: Breves F1
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Antiguo 05/06/2008, 13:01   #252
tony-sti
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tony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperablestony-sti Alcanza niveles insuperables
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Iniciado por cyberg Ver mensaje
Me interesa mucho mas su vida profesional que la personal, pero ya que ha habido tanto rumor sobre si si o no ... aqui os dejo el link donde lo he leido www.formulagp.es
Yo que creia que ya se habia casado hace tiempo

En fin hay vamos:
[B]
Haug: "Kovalainen no es el número dos". Está lejos de Hamilton, pero eso no significa nada[/B] (No que va )

La diferencia de 23 puntos que tiene Heikki Kovalainen con su compañero en McLaren Lewis Hamilton, no lo ha relegado a la posición de 'piloto número dos' en el equipo. Así lo insiste el director de competición de Mercedes-Benz Norbert Haug, que niega que el piloto finlandés vaya a perder el apoyo del equipo para centrarse en ayudar a que Hamilton gane el campeonato ante unos Ferrari que van muy fuerte.


[B]Autoescuela de Formula 1[/B]

Sólo se ven dos inmensas ruedas, a derecha y a izquierda, y el final de la recta que se viene encima a toda velocidad. La curva llega con ansia, los árboles son manchas verdes sin forma y el ruido a la espalda cala los huesos. La pista, a cinco centímetros bajo tu trasero y las piernas encajadas, sólo libres los pies. Un pequeño volante sujeto por manos de gente normal y 700 caballos empujando descontrolados. La escudería Renault y su patrocinador ING dieron la oportunidad de comprobar qué siente Fernando Alonso en su monoplaza.

En el circuito de Paul Ricard, al sur de Francia, un grupo de periodistas, clientes e invitados vip descubrieron el universo íntimo de un piloto de Fórmula 1. Durante 24 horas se convirtieron en protagonistas de una cuidada iniciativa, diseñada por las escudería francesa para destapar y difundir el alma de la competición.

Alonso y Nelsinho fueron María, Guiomar, Raúl, Lucía, José o Jesús. Rostros inexpertos obligados a trabajar duro mañana y tarde para poder alcanzar el objetivo final: pilotar un Fórmula 1. Dos vueltas de mil sabores. Adrenalina pura con el pedal pisado a fondo.

'Aceleren al máximo. Estos coches requieren eso. Después, frenada a tope'. Guilleme Gruet, ex piloto de turismos, rebaja miedos a los alumnos con las dos reglas básicas que requiere un Fórmula 1: acelerar y frenar sin miramientos.
Sin precio para el público

Pide brío para que el motor coja vuelo y se pueda apreciar realmente el poder del vehículo. Insiste en la capacidad de cualquier conductor para domar estos monoplazas de colores, aunque las muecas en los bancos se mueven entre la duda, la intriga y el nerviosismo. ¿Miedo? Todavía no. Él es uno de los monitores que Renault junto a ING disponen en estas jornadas denominadas 'Feel it day'. A la española, un directo 'siéntelo'.

Un equipo de 40 profesionales organiza el exquisito plan de actividades, con desplazamiento en avión, furgoneta oficial de la escudería, barco y helicóptero incluido. Todo para imitar la hoja de ruta de Lewis Hamilton o Kimi Raikkonen durante un domingo de gran premio. Golosina sin precio al público, debido a que la demanda, creen en Renault, les desbordaría. Las estimaciones señalan que semejante evento tendría en el mercado un coste superior a 6.000 euros por persona.

Desde el alojamiento hasta la sesión de preparación física sigue los patrones clásicos de un piloto oficial. A las 6.30 de la mañana, los helicópteros despegaban de la isla de Bandor, en la Provenza, camino de Paul Ricard. En 10 minutos, los 40 kilómetros de distancia, sobrevolando viñedos y casas de campo.
Detalles para los más exigentes

El desayuno se hace vestido de piloto, con mono ignífugo como uniforme oficial para el resto de la jornada. El casco a tu medida, la taquilla personaliza y el bote de bebida isotónica, con el nombre de cada uno inscrito. Detalles para sumergir al espectador en la atmósfera única de una estrella de las carreras. Modestos 'Alonsos' listos para la serie de explicaciones mecánicas, prácticas y físicas necesarias para llegar a punto al momento clave.

El programa no da descanso, con horarios imperdonables. 07.45, clase de seguridad; 08.15 primeras vueltas al circuito en monovolumen, 09.25 cita con los masajistas... Te estiran el cuello sin pudor para imitar las temidas fuerzas gravitatorias (G) que atacarán después, en ese mano a mano imposible con el monoplaza de F1.

Más tarde toca la prueba de reflejos. En una habitación a oscuras, una máquina futurista guiña luces con prisa. Hay que apagarlas con rápidos golpes, siguiendo tu instinto. 'Ejercicio para mejorar la visión espacial y periférica', dice el doctor al frente. En un minuto, 60, 70 impactos dan los más hábiles, muy lejos del récord: 138, ¿de quién? De Alonso, con una media imposible de más de dos luces apagadas por segundo.

En los pasillos de Paul Ricard, campeones de todas las épocas miran a los aprendices, mientras en la pista se escuchan los primeros bufidos de monoplaza. La aclimatación al pilotaje se hace en los Fórmula Renault, unos pequeños coches de 180 caballos de potencia. Tienen cambio de marchas con palanca y pedal de embrague, pero las sensaciones comienzan a acercarse a las que aguardan en el R24, el modelo reservado para la prueba reina del día. En la última curva del circuito aparecen los primeros 'trompos', castigo a los más imprudentes o confusos con el juego de pedales.

La telemetría desvelará errores y provoca consejos de los instructores, también advertencias a los osados. Una veintena de sensores envían un torrente de datos a los ingenieros que controlan el ensayo. 'En el R28, hay 500 puntos de control', explican.
Al fin con el volante

Tras el almuerzo, una penúltima lección mecánica y ya estás listo para el Fórmula 1 y su volante con levas. 'Subir marchas y acelerar sin miedo', insisten los profesionales. El habitáculo es una angustiosa jaula donde conducir tumbado. Desde ahí apenas se intuye a la izquierda a la chica del paraguas, que no falta tampoco en el decorado. La visión a ras de pista ser reduce al mínimo. Los cinturones de seguridad te cortan las respiración, mientras arrancan tu motor. 'Tres, dos, uno...'. Tensión y responsabilidad. El coche se cala al reducir la aceleración. Error. Vuelta a empezar. A la segunda echas a andar, en pocos segundos estás fuera del 'pit lane' y las luces verdes de la pantalla te piden que subas marchas.

Tres, cuatro, cinco, seis al final de la recta principal. El monoplaza se agarra en las curvas y te invita a seguir pisando el pedal. La aceleración es brutal, como los golpes en cada cambio de marcha. 'Paaam, paaam, paaammm'. A las tres y cuarto de la tarde, tu mundo va a toda velocidad. Luego se descubre que 'sólo' corrías a 210 kilómetros por hora, aunque la sensación es de vértigo.
Cita con las fuerzas G

Al finalizar, te espera un Fórmula 1 biplaza para vivir junto a un piloto de verdad una vuelta a tope. 'Si tiene algún problema, suelte este pulsador rojo', señala un instructor. La alarma intranquiliza. Tres segundos después, entiendes las prevenciones. A 250 por hora, las fuerzas 'G' te golpean contra la dura fibra de carbono y la presión en la cabeza nubla la vista.

Dentro del casco, gritos como en la montaña rusa. La frenada, al límite del vértice, cuando la curva acaba. Los pilotos del Mundial cubren 60 vueltas en estas condiciones, acosados por rivales implacables y con un litro de agua a 50 grados como pobre refrigerio.

Con el cuerpo magullado y un diploma, los 24 nuevos pilotos acaban el día entusiasmados por la experiencia. 'Enhorabuena, os habéis convertido en pilotos de Renault', bromea el jefe del 'Feel it day'. Alonso e incluso Nelsinho pueden estar tranquilos, su puesto no peligra.
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