[QUOTE=Amuerte;4571813]PACIENCIA
sin estudiar medicina se sabe con evidencia que la retención de orina es una grave dolencia. A un hombre que se quejaba de esta fuerte enfermedad, su mujer le exhortaba a tener conformidad. Acuerdate- le decía- lo que el santo job pasaba y cuánto el pobre sufría. Y el marido respondía de acuerdo, pero meaba.[/QUOTE] aayyy,salud.. |
ACUÉRDATE DE MÍ
Cuando vengan las sombras del olvido a borrar de mi alma el sentimiento, no dejes, por Dios, borrar el nido donde siempre durmió mi pensamiento. Si sabes que mi amor jamás olvida que no puedo vivir lejos de ti dime que en el sendero de la vida alguna vez te acordarás de mí. Cuando al pasar inclines la cabeza y yo no pueda recoger tu llanto, en esa soledad de la tristeza te acordarás de aquel que te amó tanto. No podrás olvidar que te he adorado con ciego y delirante frenesí y en las confusas sombras del pasado, luz de mis ojos, te acordarás de mí. El tiempo corre con denso vuelo ya se va adelantando entre los dos no me olvides jamás. ¡Dame un recuerdo! y no me digas para siempre adiós. |
CANCION DE LA ESPERA
Espero tu sonrisa y espero tu fragancia por encima de todo, del tiempo y la distancia. Yo no sé desde dónde, hacia dónde, ni cuándo regresarás... sé sólo que te estaré esperando. En lo alto del bosque y en lo hondo del lago, en el minuto alegre y en el minuto aciago, en la función pagana y en el sagrado rito, en el limpio silencio y en el áspero grito. Allí donde es más fuerte la voz de la cascada, allí donde está todo y allí donde no hay nada, en la pluma del ala y en el sol del ocaso, yo esperaré el sonido rítmico de tu paso. Comprendo que de mí ya se ría la gente al ver cómo te espero desesperadamente. Cuando todos los astros se apaguen en el cielo, cuando todos los pájaros paralicen el vuelo cansados de esperarte, ese día lejano yo te estaré esperando todavía. No importa: aunque me digan todos que desvarío, yo te espero en las ondas musicales del río, en la nube que llega blanca de su trayecto, en el camino angosto y en el camino recto. Niño, joven o anciano, sonriendo o llorando, en el alba o la tarde, yo te estaré esperando, y si me convenciera que ese ansiado día no habría de llegar, también te esperaría. |
CELOS
Ya sólo eres aquella que tiene la costumbre de ser bella. Ya pasó la embriaguez. Pero no olvido aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento, al ver tus ojos por primera vez. Yo sé que, aunque quisiera, no he de volverte a ver de esa manera. Como aquel instante de embriaguez; y siento celos al pensar que un día, alguien, que no te ha visto todavía, verá tus ojos por primera vez. |
SALUD..
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MI CORAZÓN NO SABE
Mi corazón no sabe lo que espera, pero yo sé que espera todavía... igual que aquella noche que llovía y te besé bajo la enredadera. Tu amor se fue como si no se fuera... pues algo tuyo vuelve cada día... y me dejaste la melancolía de doblar el pañuelo a tu manera. Esta noche de viento y lluvia fría quiero pensar que si tu amor volviera... al dejar de llover, ya no se iría. Y estoy aquí, bajo la enredadera... y como aquella noche en que llovía mi corazón no sabe lo que espera. |
POEMA DEL PECADO
I —«Vamos, que se hace tarde...»— me dijiste. Pero yo me quedé mirando el mar, con el hastío de un pecado triste, pues no hay nada más triste que un pecado vulgar... Tú, la mujer ajena. Yo, el hombre sin ayer. Ya el mar borró tus pasos en la arena, pero hay cosas más hondas en un atardecer... II Yo me pregunto cómo fue el regreso: si ya él estaba allí; si tú, como otras veces, pudiste darle un beso, y si al besarlo no pensaste en mí... Y me pregunto lo que habrás sentido si después, al quitarte el vestido, rodó un poco de arena hasta tus pies... III Ya sé que fue un pecado triste y vulgar, pero el viento soplaba de aquel lado y se llevo el pecado sobre el mar... Y, al cruzar la acera, ladrón de cosas que no tienen fin, para pagarte un beso a mi manera fui cortando las rosas de un jardín... IV Tal vez mañana, como hay sueños que han sido y que no son, tú abrirás como siempre la ventana y saldrás a esperarlo en el balcón. Y, como una sorpresa, como una burla fina y cruel, colocarás mis flores en la mesa sin que tiemble tu mano en el mantel... V Quizás vuelva a la playa, por andar en la arena, no por ti... (ya me dijiste que, aunque yo no vaya, tu iras todas las tardes por allí...) Y si nos tienta algún pecado triste y vulgar, el viento sopla siempre de aquel lado, y se lo lleva todo sobre la mar... |
EL TRASPLANTE
Don José es un vecino que vive el el quinto pino ya muy viejo y achacoso, que al ver las cosas tan finas que hoy hace la medicina tuvo un detalle gracioso. Fue en busca de una eminencia de esas que hoy tiene la ciencia y que nunca tuvo antes, y con muy poca vergüenza va y le dice a la eminencia: Doctor yo quiero un trasplante Doctor yo quiero un trasplante. El medico se extraño y... claro, le preguntó. Pero un trasplante... ¿de que? Pues ya vera usted Doctor, yo soy muy “castigador” siempre he sido muy “machote” y aunque el cielo me castigue ami es que me gusta un ligue mas que a un tonto dos palotes, aunque viejo y achacoso yo me encuentro superior, no me duelen los riñones, no me falla el corazón, no me han hecho operaciones, tengo buena la tensión pero hay algo que me falla. Vaya vaya, vaya vaya mal arreglo tiene eso. Pues por eso, pues por eso le repito lo de antes que aunque me quedara tieso Doctor yo quiero un trasplante, Doctor yo quiero un trasplante. Pues lo siento Don José pero tantos adelantos de la ciencia no puede ser busque usted en el extranjero que la verdad yo no valgo para hacerle la operación, y si se entera de algo mandeme, mandeme, mandeme la dirección!!!!! |
[QUOTE=Amuerte;4572153]EL TRASPLANTE
Don José es un vecino que vive el el quinto pino ya muy viejo y achacoso, que al ver las cosas tan finas que hoy hace la medicina tuvo un detalle gracioso. Fue en busca de una eminencia de esas que hoy tiene la ciencia y que nunca tuvo antes, y con muy poca vergüenza va y le dice a la eminencia: Doctor yo quiero un trasplante Doctor yo quiero un trasplante. El medico se extraño y... claro, le preguntó. Pero un trasplante... ¿de que? Pues ya vera usted Doctor, yo soy muy “castigador” siempre he sido muy “machote” y aunque el cielo me castigue ami es que me gusta un ligue mas que a un tonto dos palotes, aunque viejo y achacoso yo me encuentro superior, no me duelen los riñones, no me falla el corazón, no me han hecho operaciones, tengo buena la tensión pero hay algo que me falla. Vaya vaya, vaya vaya mal arreglo tiene eso. Pues por eso, pues por eso le repito lo de antes que aunque me quedara tieso Doctor yo quiero un trasplante, Doctor yo quiero un trasplante. Pues lo siento Don José pero tantos adelantos de la ciencia no puede ser busque usted en el extranjero que la verdad yo no valgo para hacerle la operación, y si se entera de algo mandeme, mandeme, mandeme la dirección!!!!![/QUOTE] salud gorda.. |
A LA BELLEZA
¡Oh, divina Belleza! Visión casta De incógnito santuario, Ya muero de buscarte por el mundo Sin haberte encontrado. Nunca te han visto mis inquietos ojos, Pero en el alma guardo Intuición poderosa de la esencia Que anima tus encantos. Ignoro en qué lenguaje tú me hablas, Pero, en idioma vago, Percibo tus palabras misteriosas Y te envío mis cantos. Tal vez sobre la Tierra no te encuentre, Pero febril te aguardo, Como el enfermo, en la nocturna sombra, Del Sol el primer rayo. Yo sé que eres más blanca que los cisnes, Más pura que los astros, Fría como las vírgenes y amarga Cual corrosivos ácidos. Ven a calmar las ansias infinitas Que, como mar airado, Impulsan el esquife de mi alma Hacia país extraño. Yo sólo ansío, al pie de tus altares, Brindarte en holocausto La sangre que circula por mis venas Y mis ensueños castos. En las horas dolientes de la vida Tu protección demando, Como el niño que marcha entre zarzales Tiende al viento los brazos. Quizás como te sueña mi deseo Estés en mí reinando, Mientras voy persiguiendo por el mundo Las huellas de tu paso. Yo te busqué en el fondo de las almas Que el mal no ha mancillado Y surgen del estiércol de la vida Cual lirios de un pantano. En el seno tranquilo de la ciencia Que, cual tumba de mármol, Guarda tras la bruñida superficie Podredumbre y gusanos. En brazos de la gran Naturaleza, De los que huí temblando Cual del regazo de la madre infame Huye el hijo azorado. En la infinita calma que se aspira En los templos cristianos Como el aroma sacro de incienso En ardiente incensario. En las ruinas humeantes de los siglos, Del dolor en los antros Y en el fulgor que irradian las proezas Del heroísmo humano. Ascendiendo del Arte a las regiones Sólo encontré tus rasgos De un pintor en los lienzos inmortales Y en las rimas de un bardo. Mas como nunca en mi áspero sendero Cual te soñé te hallo, Moriré de buscarte por el mundo Sin haberte encontrado. |
El ENGAÑO
Soy tuya, Dios lo sabe por qué, ya que comprendo que habrás de abandonarme, fríamente, mañana, y que bajo el encanto de mis ojos, te gana otro encanto el deseo, pero no me defiendo. Espero que esto un día cualquiera se concluya, pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres. Con voz indiferente te hablo de otras mujeres y hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya. Pero tú sabes menos que yo, y algo orgulloso de que te pertenezca, en tu juego engañoso persistes, con un aire de actor del papel dueño. Yo te miro callada con mi dulce sonrisa, y cuando te entusiasmas, pienso: No te des prisa. No eres tú el que me engaña; quien me engaña es mi sueño. |
FLOR DEL CAMPO
Si te buscan, te lloran, y te ruegan con el ansia brutal, clarividente, y entierran a sus muertos desalmados en el rato en que miras como llueve, si dan traspiés en tu mojada alfombra cuando tu boca dice que me quiere, si llegan al jardin de tu piel blanca en los días que sólo les conviene, habrás de recordar... Que no te busco literariamente. Comprendo poco a poco algunas cosas, todo es largo en la vida y es tan breve, las miradas que tocan tus palabras se arrastran al igual que las serpientes. Yo vengo de una herida clandestina por eso mi sonrisa todo teme. ¿Has visto al sol llorando de alegría o camellos echados en la nieve? ¿Has visto la ternura de un poeta decir las cosas mojigatamente? Mundo feliz de historias prematuras de luces ignoradas que se pierden, tropel de gallos giros en la tarde asustados por perros que no muerden. ¿Donde estás? Flor del Campo, ¿Dónde estás? ¿Por qué no vienes y mis labios hieres? Yo tuve dominós entre mis manos los miércoles domingos y los jueves, y tú sólo tuviste la simpleza de hacer las cosas complicadamente. Y yo todo lo miro con tus ojos, y yo siempre te ruego y nunca vienes, te lanzas febrilmente a tus angustias, obviamente me admiras y me temes. ¿Quién pregunta por mi? ¡No lo recuerdo! yo soy el pasajero que en los trenes, por no tener la charla de ninguna suspira con placer, leyendo a Becquer, ¡Mira mis manos! Escribieron cosas en la infinita soledad de el viernes, añorando un pueblito, como tú, con plaza, con iglesia y feligreses. Hoy yo quiero llorar, ¡llorar a mares! ¡Gemir hondo y profundo muchas veces! Llorar como los sauces de la acequia, llorar como la gente en los andenes, llorar por el vacío que me causas; ¡Llorar porque te llamo y nunca vienes! |
POEMA DEL REGRESO
Vengo del fondo oscuro de una noche implacable y contemplo los astros con un gesto de asombro. Al llegar a tu puerta me confieso culpable y una paloma blanca se me posa en el hombro. Mi corazón humilde se detiene en tu puerta con la mano extendida como un viejo mendigo; y tu perro me ladra de alegría en la huerta, porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo. Al fin creció el rosal aquel que no crecía y ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro: Yo también he cambiado mucho desde aquel día, pues no tienen estrellas las noches del destierro. Quizás tu alma está abierta tras la puerta cerrada; pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo, mírame dulcemente, sin preguntarme nada, y sabrás que no he vuelto... ¡porque estaba contigo! |
POEMA VULGAR
La vi pasar con otro... Su semblante resplandecía de felicidad. Y me subió a los labios mi sonrisa galante, con algo de impotencia y algo de vanidad. En las manos del otro palpitaban sus manos; en el brazo del otro se apoyaba feliz... Y me envolvió una niebla de recuerdos lejanos, y sentí que sangraba mi vieja cicatriz. La vi pasar con otro, risueña y arrogante. Me pareció más bella, más gallarda... No sé. Sólo sé que de nuevo la amé en aquel instante, más que cuando fue mía, si es que entonces la amé... Y, de esa llamarada que aún me quema, de ese dolor amargo como un golpe de mar, ya lo veis: ha nacido este poema deplorablemente vulgar... |
RIMA XII
Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas; verdes los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva, y verdes son las pupilas de las hourís del Profeta. El verde es gala y ornato del bosque en la primavera; entre sus siete colores brillante el Iris lo ostenta, las esmeraldas son verdes; verde el color del que espera, y las ondas del océano y el laurel de los poetas. Es tu mejilla temprana rosa de escarcha cubierta, en que el carmín de los pétalos se ve al través de las perlas. Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean, pues no lo creas. Que parecen sus pupilas húmedas, verdes e inquietas, tempranas hojas de almendro que al soplo del aire tiemblan. Es tu boca de rubíes purpúrea granada abierta que en el estío convida a apagar la sed con ella, Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean, pues no lo creas. Que parecen, si enojada tus pupilas centellean, las olas del mar que rompen en las cantábricas peñas. Es tu frente que corona, crespo el oro en ancha trenza, nevada cumbre en que el día su postrera luz refleja. Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean: pues no lo creas. Que entre las rubias pestañas, junto a las sienes semejan broches de esmeralda y oro que un blanco armiño sujetan. Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar te quejas; quizás, si negros o azules se tornasen, lo sintieras. |
[QUOTE=Amuerte;4572483]El ENGAÑO
Soy tuya, Dios lo sabe por qué, ya que comprendo que habrás de abandonarme, fríamente, mañana, y que bajo el encanto de mis ojos, te gana otro encanto el deseo, pero no me defiendo. Espero que esto un día cualquiera se concluya, pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres. Con voz indiferente te hablo de otras mujeres y hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya. Pero tú sabes menos que yo, y algo orgulloso de que te pertenezca, en tu juego engañoso persistes, con un aire de actor del papel dueño. Yo te miro callada con mi dulce sonrisa, y cuando te entusiasmas, pienso: No te des prisa. No eres tú el que me engaña; quien me engaña es mi sueño.[/QUOTE] salud.. |
SITIO
Penetro al fin en ti, mujer desmantelada que —al terminar el sitio— ya sólo custodiaban monótonos tambores y trémulas estatuas. Penetro en ti, por fin. Y, entre la luz delgada que filtran, por momentos, estrellas y palabras, encuentro a cada paso que doy sobre los fríos peldaños que conducen al centro de tu alma —un cuerpo junto a otro— cien horas degolladas. Me inclino... Una por una las reconozco, a tientas. Contra una jaula exacta en ésta, oscuramente, un ruiseñor estuvo rompiéndose las alas. En ésa... No sé ya lo que en esa existencia apolillada y blanda moría o principiaba: esquivas formas truncas, presencias instantáneas, deseos incompletos, dichas decapitadas. Y pienso: en mí, vencido y sobre ti, violada, ¿quién izará banderas ni colgará guirnaldas? Mujer, fantasmas eran tus centinelas mudos; relámpagos de níquel sus pálidas espadas; pero las sordas huestes con que te rodearan la noche y mis preguntas también eran fantasmas, y las furias que bajan ahora, hacia la muerte, rodando por los bruscos peldaños de tu alma, ceniza solamente serán en cuanto calles: ceniza, polvo y sombra, fantasma de fantasmas... |
SOLEDAD
Y yo, que buscando andaba descanso y tranquilidad, una soledad de luz, un rumor de río en paz sin ataduras ni gritos, lejos del salto mortal que el trampolín de la vida cada día invita a dar… Yo, que odiaba fogaratas y crujidos de metal y la baba narcisista y la erótica animal, yo, poeta de los montes, de los trigos y del mar que, por amor al silencio no me gustaba cantar, yo, que me llamo pacifico de la Santa Catedral, a la gente no escuchaba para no tener que hablar, y, miren por donde un sábado, día de refocilar, di con Soledad Gutiérrez. ¡Que hay que ver lo bien que está! Nos miramos, sonreímos, dijo el diablo allá va, nos ofreció la manzana del pecado original, y unos vinos y tabaco y una escena en el sofá… y adiós paz, adiós silencio. Me entregué a la Soledad -a la Soledad Gutiérrez- ¡Que hay que ver lo bien que está! Y hoy, ruidosas son las noches, los días bastante mas, trajín de cuerpos gloriosos, trajín que trajinarás, ¡Ay, silencio de mis días que lejos lo siento ya! Hoy el monte y las cañadas, y el bosquecillo y el mar, los tengo dentro de casa, los disfruto en Soledad -en la Soledad Gutiérrez- ¡Que hay que ver lo bien que está! |
TE ACORDARAS
Te acordarás un día de aquel amante extraño que te beso en la frente para no hacerte daño. Aquel que iba en la sombra con la mano vacía, porque te quiso tanto que no te lo decía. Aquel amante loco que era como un amigo y que se fue con otra para soñar contigo Te acordarás un día de aquel extraño amante, profesor de horas lentas, con alma de estudiante. Aquel hombre lejano que volvió del olvido solo para quererte como nadie ha querido. Aquel que fue ceniza de todas las hogueras y te cubrió de rosas sin que tu lo supieras. Te acordarás un día del hombre indiferente que en las tardes de lluvia te besaba en la frente, Viajero silencioso de las noches de estío que sembraba en la arena su corazón tardío. Te acordarás un día de aquel hombre lejano, del que más te ha querido porque te quiso en vano. Quizás así de pronto te acordarás un día de aquel hombre que a veces callaba y sonreía. Tu rosal preferido se secará en el huerto como para decirte que aquel hombre se ha muerto. El andará en la sombra con su sonrisa triste y únicamente entonces sabrás que lo quisiste. |
TRISTEZA
Dicen que las mujeres sólo lloran cuando quieren fingir hondos pesares; los que tan falsa máxima atesoran muy torpes deben ser, o muy vulgares. Si llegara mi llanto hasta la hoja donde temblando está la mano mía, para poder decirte mis congojas, con lágrimas la carta escribiría. Mas si el llanto es tan claro que no pinta y hay que usar otra tinta más oscura, la negra escogeré porque es la tinta donde más refleja mi amargura. Aunque yo soy para soñar esquiva, sé que para soñar nací despierta Me he sentido morir y aún estoy viva; tengo ansias de vivir y ya estoy muerta. |
salud..
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ASI, VERTE DE LEJOS
Así, verte de lejos, definitivamente. Tú vas con otro hombre, y yo con otra mujer. Y sí que como el agua que brota de una fuente aquellos bellos días ya no pueden volver. Así, verte de lejos y pasar sonriente, como quien ya no siente lo que sentía ayer, y lograr que mi rostro se quede indiferente y que el gesto de hastío parezca de placer. Así, verte de lejos, y no decirte nada ni con una sonrisa, ni con una mirada, y que nunca sospeches cuánto te quiero así. Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo, la noche entera es corta para soñar contigo y todo el día es poco para pensar en ti. |
BELLA
como en la piedra fresca del manantial, el agua abre un ancho relámpago de espuma, asi es la sonrisa en tu rostro, bella. Bella, de finas manos y delgados pies como el caballito de plata, andando, flor del mundo, asi te veo, bella. Bella, como un nido de cobre enmarañado en tu cabeza, un nido color de miel sombría donde mi corazón arde y reposa, bella. Bella no te caben los ojos en la cara, no te caben los ojos en la tierra. hay países, hay ríos en tus ojos, mi patria esta en tus ojos, yo camino por ellos, ellos dan luz al mundo por donde yo camino, bella. Bella, tus senos son como dos panes hechos de tierra cereal y luna de oro, bella. Bella tu cintura la hizo mi brazo como un rió cuando pasó mil años por tu dulce cuerpo, bella. Bella no hay nada como tus caderas, tal vez la tierra tiene en algún sitio oculto la curva y el aroma de tu cuerpo, tal vez en algún sitio, bella. Bella, mi bella, tu voz, tu piel, tus uñas bella, mi bella, tu ser, tu luz, tu sombra, bella, todo eso es mío, bella, todo eso es mio, mía, cuando andas o reposas, cuando cantas o duermes, cuando sufres o sueñas, siempre, cuando estas cerca o lejos, siempre, eres mía, mi bella, siempre. |
CANCION DE LOS AMANTES
Donde quiera en las noches se abrirá una ventana o una puerta cualquiera de una calle lejana. No importa dónde o cuándo... puede ser dondequiera ni menos en otoño, ni más en primavera. Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer un hombre enloquecido besará una mujer. Tal vez nadie lo sepa... Como tal vez un día todos irán sabiendo lo que nadie sabía. Y para los amantes su amor desesperado podrá ser un delito... pero nunca un pecado. Por eso el amor pasa por las calles desiertas y es como un viento loco que quiere abrir las puertas Bien saben los amantes que hay caricias que son no una simple caricia sino una posesión. Y que un beso... uno solo puede más que el olvido si se juntan dos bocas en un beso prohibido. No, un gran amor no es grande por lo mucho que dura si se parece a un árbol reseco en la llanura. Y los amantes saben, que sin querer siquiera hay un amor que crece como una enredadera Es natural que el agua de un estanque sombrío sueñe en sus largas noches con el viaje de un río. Y si por algo es triste la lluvia que no llueve será porque es la lluvia condenada a ser nieve. Es natural que un día comprendan los amantes que no hay nunca sin siempre... que no hay después sin antes. Y así brota en el alma la rebelión de un sueño que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño. El amor... esa estrella de una sombra infinita aunque muera cien veces... cien veces resucita Y suele ser un niño de manos milagrosas que rompe las cadenas y hace nacer las rosas. Ya no habrá días turbios... ya no habrá noches malas si hay un amor secreto que nos presta sus alas. Y el corazón renace con renovada fe igual que los rosales... que no saben porqué. Donde quiera en las noches, puede abrirse una puerta pero... tan suavemente que nadie se despierta Puede ser en otoño... puede ser en verano tanto un amor tardío... como un amor temprano. Una mujer... un hombre... y un oscuro aposento y allá afuera en la calle... sigue pasando el viento. Y si en la noche hay algo queriendo amanecer es simplemente un hombre que besa a una mujer. |
CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Plural ha sido la celeste historia de mi corazón. Era una dulce niña, en este mundo de duelo y de aflicción. Miraba como el alba pura; sonreía como una flor. Era su cabellera obscura hecha de noche y de dolor. Yo era tímido como un niño. Ella, naturalmente, fue, para mi amor hecho de armiño, Herodías y Salomé... Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Y más consoladora y más halagadora y expresiva, la otra fue más sensitiva cual no pensé encontrar jamás. Pues a su continua ternura una pasión violenta unía. En un peplo de gasa pura una bacante se envolvía... En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé... Y te mató, triste y pequeño, falto de luz, falto de fe... Juventud, divino tesoro, ¡te fuiste para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Otra juzgó que era mi boca el estuche de su pasión; y que me roería, loca, con sus dientes el corazón. Poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad, mientras eran abrazo y beso síntesis de la eternidad; y de nuestra carne ligera imaginar siempre un Edén, sin pensar que la Primavera y la carne acaban también... Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer. ¡Y las demás! En tantos climas, en tantas tierras siempre son, si no pretextos de mis rimas fantasmas de mi corazón. En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar. La vida es dura. Amarga y pesa. ¡Ya no hay princesa que cantar! Mas a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el cabello gris, me acerco a los rosales del jardín... Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... ¡Mas es mía el Alba de oro! |
CARTA A USTED
Según dicen, ya usted tiene otro amante. Lástima que la prisa nunca sea elegante. Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa, se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa. Y me parece injusto discutirle el derecho de compartir sus penas sus goces y su lecho. Pero el amor señora, cuando llega el olvido, también tiene el derecho, de un final distinguido. Perdón... Si es que la hiere mi reproche... Perdón aunque sé que la herida no es en el corazón. Y para perdonarme... Piense si hay más despecho que en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho. Pues sepa que una dama, con la espalda desnuda sin luto, en una fiesta, puede ser una viuda. Pero no como tantas de un difunto señor, sino para ella sola, viuda de un gran amor. Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente, al menos al principio, ya no, naturalmente. Usted será el crepúsculo a la orilla del mar, que según quien lo mire será hermoso o vulgar. Usted será la flor que según quien la corta, es algo que no muere o algo que no importa. O acaso cierta noche de amor y de locura yo vivía un ensueño y... y usted una aventura. Sí... usted juró cien veces, ser para siempre mía yo besaba sus labios pero no lo creía. Usted sabe y perdóneme, que en ese juramento, influye demasiado la dirección del viento. Por eso no me extraña que ya tenga otro amante, a quien quizás, le jure lo mismo, en este instante. Y como usted señora, ya aprendió a ser infiel, a mí así de repente, me da pena por él. Sí, es cierto... alguna noche su puerta estuvo abierta y yo en otra ventana me olvidé de su puerta. O una tarde de lluvia se iluminó mi vida, mirándome en los ojos de una desconocida. Y también es posible, que mi amor indolente desdeñara su vaso bebiendo en la corriente. Sin embargo señora... Yo con sed o sin sed, nunca pensaba en otra... si la besaba a usted. Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas; pero ni los rosales dan solamente rosas. Y no digo estas cosas, por usted, ni por mí, sino por... por los amores que terminan así. Pero vea señora... que diferencia había; entre usted que lloraba... y yo que sonreía. Pues nuestro amor concluye con finales diversos usted besando a otro... Yo escribiendo estos versos. |
EL DESAYUNO
Me gustas cuando dices tonterías, cuando metes la pata, cuando mientes, cuando te vas de compras con tu madre y llego tarde al cine por tu culpa. Me gustas más cuando es mi cumpleaños y me cubres de besos y de tartas, o cuando eres feliz y se te nota, o cuando eres genial con una frase que lo resume todo, o cuando ríes (tu risa es una ducha en el infierno), o cuando me perdonas un olvido. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas, cuando, llena de vida, te despiertas y lo primero que haces es decirme: «Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno». |
EL NUDO
Me costaba trabajo desatar aquel nudo aquel viejo vestigio de una vieja ilusión que no sé todavía cómo pudo enredar sus raíces sobre mi corazón. Era un nudo tan firme, tan imperioso y cruel, que pensé muchas veces que al morirme moriría con él. Me costaba trabajo y el tiempo se me iba vanamente doblándolo hacia abajo vanamente torciéndolo hacia arriba. ¡Ah, castigo final de los amantes, que es el dolor más terco y más agudo: doloroso castigo de las manos sangrantes queriendo deshacer un viejo nudo! Luchar porfiadamente, ciegamente quizás y comprender un día, de repente, que al tratar de aflojarlo se apretó más y más. Pero ahora voy cantando por la vida despreocupadamente una canción, aunque tengo una herida una pequeña herida sobre mi corazón. Y es que quizás fui rudo, como quien ciega un pozo, como quien parte un gajo pero ya me dolía tanto el nudo que lo corte de un tajo. |
salud..
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E L P U E N T E
¡Qué mansa pena me da! El puente siempre se queda y el agua siempre se va. El río es andar, andar hacia lo desconocido; ir entre orillas vencido y por vencido, llorar. El río es pasar, pasar y ver todo de pasada; nacer en la madrugada de un manantial transparente y morirse tristemente sobre una arena salada. El puente es como clavar voluntad y fundamento; ser piedra en vilo en el viento, ver pasar y no pasar. El puente es como cruzar aguas que van de vencida; es darle la despedida a la vida y a la muerte y quedarse firme y fuerte sobre la muerte y la vida. Espejo tienen y hechura mi espíritu y mi flaqueza, en este puente, firmeza, y en este río, amargura. En esta doble pintura mírate, corazón mío, para luego alzar con brío y llorar amargamente, esto que tienes de puente y esto que tienes de río. ¡Qué mansa pena me da! El puente siempre se queda y el agua siempre se va. Tristemente para los dos, amor mío, en el amor, uno es puente y otro, río. Bajo un puente de suspiros agua de nuestro querer; el puente sigue tendido, el agua no ha de volver. ¿Sabes tú, acaso, amor mío, quién de los dos es el puente, quién, el río? Si fui yo río, qué pena de no ser puente, amor mío; si fui yo puente, qué pena de que se me fuera el río. Agua del desengaño, puente de olvido; ya casi ni me acuerdo que te he querido. Puente de olvido. Qué dolor olvidarse de haber querido. Ruinas de mi claridad, derrumbado en mi memoria tengo un puente de cristal. Yo era como un agua clara cantando a todo cantar, y sin que me diera cuenta pasando a todo pasar. El puente de mi inocencia se me iba quedando atrás; un día volví los ojos, ¡qué pena!, y no lo vi más. Y seguramente, y seguramente que no lo sabía; de haberlo sabido... no se hubiera roto el puente. Ay... pero este puente... ¿pero es que no lo sabía...? ¿pero no sabía el puente que yo te quería... ? y seguramente que no lo sabía; de haberlo sabido... no se hubiera roto el puente. ¡Pero este maldito puente...! ¿Pero es que no lo sabía? Pero no sabía el puente que yo lo quise pasar tan sólo por verte; y seguramente que no lo sabía; de haberlo sabido... no se hubiera roto el puente. ¡Qué miedo me da pensar! y mientras se van los ríos qué miedo me da pensar que hay un gran río que pasa pero que nunca se va. Dios lo ve desde su puente y lo llama: eternidad. Difícil conformidad: el puente dice del río: ¡quién se pudiera marchar! y el río dice del puente: ¡quién se pudiera quedar! Agua, paso por la vida; piedra, huella de su paso; río, terrible fracaso; puente, esperanza cumplida. En esta doble partida procura, corazón mío, ganarle al agua con brío esto que tienes de puente, y que pase buenamente esto que tienes de río. y aquí termino el cantar de los puentes que se quedan, de las aguas que se van. |
Él
Hay en tu rostro un gesto de embeleso al ajustar tu mano mi corbata; y me encuentro vestido con exceso al ver tu desnudez bajo la bata. De repente me asaltan intenciones que sacuden la fibra del sentido, y que encajan en las incitaciones que el brillo de tus ojos me ha tendido. Sin vacilar, toma hoy la iniciativa y traduce en acciones la sonrisa, que tu mano sensual y decisiva me arranque la corbata y la camisa. Deslízame los dedos sobre el pecho, y extiéndete a la espalda suavemente; mi instinto levantado está al acecho, todo mi voluntad te lo consiente. Hoy serás tú quien todo lo decida, seré el juguete, y tú serás quien juegue, tendrás autoridad indefinida y no encontrarás nada que te niegue. Ya el cinturón se siente relajado, y tu contacto excita mi impaciencia, siento el impulso desencadenado, pero a él, no a ti, he de hacerle resistencia. Es tu oportunidad, es tu momento, será tu desnudez junto a la mía, tus caricias tendrán el ritmo lento de inevitable, espléndida agonía. Y aunque te exija que me lo aceleres, no escuches mi clamor ni mi quejido, habré de recibir lo que me dieres, cuando, como y en donde hayas querido. Siento tus manos descendiendo lentas y tú también te inclinas y desciendes, y a mi virilidad la boca enfrentas, y una violencia emocional enciendes. Ese beso profundo y penetrante, me acerca a ti de singular manera; y aunque no puedo verlo en tu semblante, percibo toda tu pasión entera. Tus manos en mi piel clavan crispadas las uñas, que de sangre se revisten; flota tu pelo en nuevas oleadas, los labios y la lengua no desisten. Qué catarata de placer provocas volcándose en caída resonante, tal la furia del mar contra las rocas… Qué maravilla poder ser tu amante. Y al fin las aguas, blancas de la espuma, tras la caída, avanzan en el río; siento en la mente el sueño de la bruma, y en el cuerpo el postrer escalofrío. Levántate y abrázame, cariño, yace conmigo en silenciosa calma, mantenme en tu regazo como a un niño, y toma posesión de cuerpo y alma. |
ÍNTIMA
Yo te diré los sueños de mi vida en lo más hondo de la noche azul... Mi alma desnuda temblará en tus manos, sobre tus hombros pesará mi cruz. Las cumbres de la vida son tan solas, ¡tan solas y tan frías! Yo encerré mis ansias en mí misma, y toda entera como una torre de marfil me alcé. Hoy abriré a tu alma el gran misterio; ella es capaz de penetrar en mí. En el silencio hay vértigos de abismos: yo vacilaba, me sostengo en ti. Muero de ensueños; beberé en tus fuentes puras y frescas la verdad; yo sé que está en el fondo magno de tu pecho el manantial que vencerá mi sed. Y sé que en nuestras vidas se produjo el milagro inefable del reflejo... En el silencio de la noche mi alma llega a la tuya como un gran espejo. ¡Imagina el amor que habré soñado en la tumba glacial de mi silencio! Más grande que la vida, más que el sueño, bajo el azur sin fin se sintió preso. Imagina mi amor, mi amor que quiere vida imposible, vida sobrehumana, tú sabes que si pesan, si consumen alma y sueños de olimpo en carne humana. Y cuando frente al alma que sentía poco el azur para bañar sus alas como un gran horizonte aurisolado o una playa de luz, se abrió tu alma: ¡Imagina! ¡Estrechar, vivo, radiante el imposible! ¡La ilusión vivida! Bendije a Dios, al sol, la flor, el aire, ¡la vida toda porque tú eras vida! Si con angustia yo compré esta dicha, ¡bendito el llanto que manchó mis ojos! ¡Todas las llagas del pasado ríen al sol naciente por sus labios rojos! ¡Ah! Tú sabrás mi amor; mas vamos lejos, a través de la noche florecida; acá lo humano asusta, acá se oye, se ve, se siente sin cesar la vida. Vamos más lejos en la noche, vamos donde ni un eco repercuta en mí, como una flor nocturna allá en la sombra me abriré dulcemente para ti. |
LA NUEVA MUJER
Es cierto que la mujer es mujer cada vez más en el hermoso compás de querer estar y ser. Con su brega y su saber hoy va ensanchando caminos, con proa a mejor destino, destino con pulso y labia, hoy no suele estar en Babia el género femenino. Pasan siglos y en la Historia otras claves se puntean, y los tiempos alborean movimientos de otra noria. Atrás se quede la escoria de la agresión machotera, la mujer es primavera, y la primavera altera, y su amor combate y canta, y esta mujer se levanta para gritar:¡Mas madera! Madera de reciedumbre de justicia y de igualdad. Madera de libertad sin podrida servidumbre. La mujer quiere otra lumbre sin leyes con ventoseo de un mundo egoísta y feo de trinconeo y fuerza bruta. La mujer quiere otra ruta con otro sano ajetreo. Esta mujer no es santita ni sexo puesto en bandeja, ni paridora coneja, ni agazapada gatita, ni apestosa ni maldita -aunque el guión lo requiera- ni es muñequita ni fiera. Es mujer, sin más jaez. Una persona que es ciudadana y compañera. Y si no funciona así, mas el mundo se trastoca. La mujer que no esta loca sabe gritar: ¡Tarari ¡ y no darle nunca un si a un bosque donde se pierda. La mujer valiente y cuerda sabe defender lo suyo, y ser mujer con orgullo y nunca un cero a la izquierda. |
CANCIÓN DE LA NOCHE SOLA
Fue mía una noche. Llegó de repente, y huyó como el viento, repentinamente. Alumna curiosa que aprendió el placer, fue mía una noche. No la he vuelto a ver. Fue la noche sola de una sola estrella. Si miro las nubes, después pienso en ella. Mi amor no la busca; mi amor no la llama; la flor desprendida no vuelve a la rama, y las ilusiones son como un espejo que cuando se empaña pierde su reflejo. Fue mía una noche, locamente mía: me quema los labios su sed todavía. Bella como pocas, nunca fue más bella que soñando el sueño de la noche aquella. Su amor de una noche sigue siendo mío: la corriente pasa, pero queda el río; y si ella es la estrella de una noche sola, yo he sido en su playa la primera ola. Amor de una noche que ignoró el hastío. Somos las distantes orillas de un río, entre las que cruza la corriente clara, y el agua las une, pero las separa. Amor de una noche: si vuelves un día, ya no he de sentirte tan loca y tan mía. Más que la tortura de una herida abierta, mi amor ama el viento que cierra una puerta. El amor florece tierra movediza, y es ley de la llama trocarse en cenizas. El amor que vuelve, siempre vuelve en vano, así como un ciego que tiende la mano. Amor de una noche sin amanecer: ¡acaso prefiero no volverte a ver! |
salud..
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CANCION DEL AMOR QUE PASA
Yo soy como una nube que da sombra un instante; soy una hoguera efímera que no deja una brasa. Yo soy el buen amor y el mal amante. Dime adiós y sonríeme: Soy el amor que pasa... Soy el amor que olvida pero que nunca miente, que muere sonriendo porque nace feliz. Yo paso como un día fugazmente; y aunque se siembra un ala nunca tendrá raíz. No intentes retenerme: déjame que vaya como el agua de un río que no vuelve a pasar… Yo soy como una ola en una playa pues las olas se acercan pero vuelven al mar… Soy el amor de amar que odia lo inerme que se lleva el perfume pero deja la flor… Dime adiós y no intentes retenerme: Soy el amor que pasa… pero soy el amor. |
CANCIÓN DEL ANDÉN
Nadie vino a esperarme. Yo me encogí de hombros y me eché a andar: Soy un hombre de paso, simplemente; soy simplemente un hombre que llega y que se va. No conozco este pueblo, este pequeño pueblo junto al mar: Hoy, por primera vez, miro estas casas con sus techos de tejas y sus muros de sal. Pero sé que esta calle polvorienta le da vuelta a un parque con bancos de metal, y que frente a ese parque hay una iglesia, y que junto a esa iglesia hay un rosal. Yo conozco el chirrido de una verja oxidada, y, entre tantos portales, reconozco un portal —aquel portal de la baranda verde, con un horcón rajado a la mitad—. Y es que estoy en el pueblo de tus cartas de novia, tu viejo pueblo tristemente igual, aunque yo vine demasiado tarde, y aunque tú ya no estás... |
CARICIAS
Caricias tan sutiles puede darlas, la suavidad del viento cuando mece, las más frágiles ramas. ¡No le acaricié nunca! te dirás extrañada, y es que ignoras, que tu sola existencia, es hermosa caricia mil veces regalada. Acarician tus ojos, tu talento, caricia es tu color, tu piel, tu acento. Todo acaricia en ti y si en ti pienso, acaricias también mi pensamiento: suavemente como acaricia el agua, suavemente como acaricia el viento. y aunque nunca tus manos y las mías entrelacen sus dedos y roce mi mejilla tu mejilla, sentiré las caricias voluptuosas, que me da tu recuerdo. Tu recuerdo alma mía que acaricia y lastima. ¿Porque me tienes tú? Yo, no te tengo. ¡Vives radiante! Yo, de amor me muero. |
DOLOR
Quisiera esta tarde divina de octubre pasear por la orilla lejana del mar; que la arena de oro, y las aguas verdes, y los cielos puros me vieran pasar. Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera, como una romana, para concordar con las grandes olas, y las rocas muertas y las anchas playas que ciñen el mar. Con el paso lento, y los ojos fríos y la boca muda, dejarme llevar; ver cómo se rompen las olas azules contra los granitos y no parpadear; ver cómo las aves rapaces se comen los peces pequeños y no despertar; pensar que pudieran las frágiles barcas hundirse en las aguas y no suspirar; ver que se adelanta, la garganta al aire, el hombre más bello, no desear amar... Perder la mirada, distraídamente, perderla y que nunca la vuelva a encontrar: y, figura erguida, entre cielo y playa, sentirme el olvido perenne del mar. |
salud..
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