LOS BESOS QUE TE DI
* Aunque entres en una alberca de agua fría y arrayanes que tenga disuelta dentro columnas, estrellas y aires; aunque con buriles nuevos acuñen nueva tu imagen, y un sayón bartolomeo piel a túrdigas te arranque; aunque nacieras de nuevo en el vientre de tu madre y el Padre Santo de Roma de nuevo te acristianase, los besos que yo te di no te los quitará nadie, que vas reluciendo besos pregonando su linaje, brillando y oscureciendo como una luna en dos fases que nunca mata el creciente porque no quiere el menguante. La saliva de mis besos no se te pegó a la carne. Si se te hubiera pegado arrancarla, fuera fácil y pisotearla luego, cosas de buenos amantes; pero no fue pegadiza, no fue postura de traje que en una feria, se compra y en otra feria, se añade, y cuando pasa, se cambia conforme cambia el paisaje, como un catorce de mayo que no quiere sofocarse. La saliva de mis besos te cimentó, la raigambre, la respiraron tus huesos, la comieron tus ijares te clareó las entrañas, te hizo crecer y esponjarte como crecen y se esponjan los chopos al agua fácil; lo canijo de tu vida tuvo un apoyo de jaspe: mis besos; el hambre tuyo dejó de ser malas hambres con mis besos; el horizonte sin causa, tuvo su lumbre. Tu palabra sin engarce tuvo gramática, ¡besos!, que son, más que besos, frases de un evangelio de lumbre con nuestras dos iniciales. Ahora di: ¿Qué tienes tú que no estuviera unido, unido a mis besos antes. Eras cañamazo torpe, hilaza que se deshace y en los labios tuve agujas divinas para bordarte, de la camisa al pañuelo, desde el tuétano a la carne. Que tu eras humo dormido que no acierta a despejarse, y yo te mostré mi joyel en ese fanal de besos altos, densos, claros, graves y dentro de él relucías -tú, que eras tristeza mate-, como reluce una hostia que acaba de consagrarse, que es pan y no es pan, porque se amasó de eternidades. Anda, quítate mis besos, date alquitrán y vinagre, entra en un río de greda o en una selva de sables, busca otros besos que pongan a los míos antifaces. Qué habrías de conseguir? Di, si habrían de machacarte y en el polvo de tus huesos estarían mis señales. El agua se irá burlada, la lumbre quemará en balde, se mellarán las navajas, caerán las caretas fáciles, te señalarán cien dedos, dianas de los cobardes, te gastarás, en mentidos esfuerzos de escaparte a aun allí, estarán mis besos, fundidos en tu raigambre. Y hasta el día que la tierra con otra tierra te tape, por debajo del montón mis besos han de notarse, vivos, aunque te hayas muerto, nuevos, aunque tú los gastes, calientes, aunque te enfríes, verdad, aunque los negaste, para que Dios te conozca por lo bizarro del traje y sean los besos míos al cabo, los que te salven. |
salud..
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TUS CINCO TORITOS NEGROS
Contra mis cinco sentíos, tus cinco toritos negros: torito negro tus ojos, torito negro tu pelo, .. torito negro tu boca, torito negro tu beso, y el más negro de los cinco tu cuerpo, torito negro. Barreras puse a mis ojos, tus ojos me las rompieron. Barreras puse a mi boca, tu boca las hizo leño. Puse mi beso en barreras, tu beso las prendió fuego. Barreras puse a mis manos, las hizo sombra tu pelo. y puse barreras duras de zarzamora a mi cuerpo, y saltó sobre las zarzas el tuyo, torito negro. ¡Deja, que no quiero verte! ¡Déjame, que no te quiero! Y luego monté mis ojos sobre un caballo de miedo; tus ojos me perseguían como dos toritos negros. y luego metí mis manos bajo un embozo de fuego; ...tu pelo se me enredaba igual que un torito negro. y luego junté mi boca' contra la cal de mi encierro; ...tu boca estaba acechando igual que un torito negro. y luego mordí mi almohada para contener mi beso; tu beso me corneaba igual que un torito negro. y luego arañé mi carne, de tentación y deseo, para que no gritara que yo te estaba queriendo; y tu cuerpo encandilado mimbre, luna, bronce y fuego se me plantó ante mis ojos igual que un torito negro. ¡Deja, que no quiero verte! ¡Déjame, que no te quiero! El aire del cuarto estaba temblando con tu recuerdo. Cien caballos en mis venas, al galope por mi cuerpo; y yo, jinete sin rienda, luchando por contenerlos. Cien herreros en mi boca, trabajando con mis besos, y yo queriendo ser fragua para poder deshacerlos. Cien voces en mi garganta gritándome que te quiero, y yo, ¡mentira infinita!, gritando que no te quiero. Salí a por aire al balcón... me tropecé con el cielo; aquel cielo quieto y hondo, verde, blanco, azul y negro, igual que el de aquella noche de nuestro primer encuentro, en que me hirieron al paso tus cinco toritos negros. Y me acordé de aquel aire que jugaba con tu pelo como un niño a quien le gustan los caracolillos negros. Y me acordé de aquel rayo de luna, fino y torero, que puso dos banderillas de luz en tus ojos negros. Y de aquel dolor de labios que nos quedó de aquel beso, y de aquel dolor de brazos, y de aquel dolor de huesos y de aquella caracola de amor, que quedó por dentro con un mar de amor dormido; " ¡que te quiero!, ¡que te quiero!" y se me escapó la voz..,; grité: " ¡Te quiero!, ¡te quiero!" Y ya no junté mi boca contra la cal de mi encierro, y ya no mordí mi almohada para contener mi beso, y ya no arañé mi carne de tentación y deseo. Pegué mi boca a tu boca, junté mi beso a tu beso, y otra vez aquel dolor de cintura, brazo y huesos... pensando en aquella noche de nuestro primer encuentro. ¡Te quise siempre! ¡Te quise! ¡Te quiero siempre! ¡Te quiero! Aunque no puedo quererte, ¡te quiero!. Aunque no debo quererte, ¡te quiero! Aunque en cunas de tu casa se está meciendo un almendro ¡te quiero! Aunque yo tengo dos lirios que se me cuelgan del cuello, ¡te quiero! y aunque ponga mis barreras de zarzamora y sarmiento para que nunca la salten tus cinco toritos negros: torito negro tus ojos, torito negro tu pelo, torito negro tu boca, torito negro tu beso, y el más negro de los cinco tu cuerpo, torito negro. ¡Te quise siempre! ¡Te quise! ¡Te quiero siempre! ¡Te quiero! |
CON LA SIMPLE PALABRA
* Con la simple palabra de hablar todos los días, que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar, voy diciendo estas cosas que casi no son mías, así como las playas casi no son mar. Con la simple palabra con que se cuenta un cuento, que es la vejez eterna de la eterna niñez, la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento, muere con la esperanza de nacer otra vez. Con simple palabra te ofrezco lo que ofreces, amor que apenas llegas cuando te has ido ya: Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces, pues la rosa se seca y el perfume se va. Con la simple palabra que arde en su propio fuego, siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén: Las estrellas no existen en las noches del ciego, pero, aunque él no lo sepa, lo iluminan también. Y así, como un arroyo que se convierte en río, y que en cada cascada se purifica más, voy cantando este canto tan ajeno y tan mío, con la simple palabra que no muere jamás! |
EL CHEQUE
Desde que lo inventaron los elegantes cobrar mediante un cheque es preocupante, el miedo es hondo, porque nunca se sabe si va haber fondos. La forma de cobrarlo es bien sencilla se mete usted en el banco y... a ventanilla, le dan un numerito, y a esperar que le llamen pasao un ratito. En un banco del banco usted se sienta a esperar que comprueben si tiene cuenta, y... en forma muda, se va usted preguntando con cierta duda. Pues no quiero ni desde luego pensar en eso pero mira que si el tío estuviera "tieso", voy a echar tabaco, pa ver si asi fumando se pasa el rato. La mirada no aparta ni una mijilla de donde esta el cajero y la ventanilla, y va pensando, pues mucho me parece que esta tardando. Y dice mentalmente en un arrebato me devuelven el cheque y es que lo mato, aquí no hay dinero, y de aquí sale "endiñao" hasta el cajero. Entonces oye que anuncian el treinta y nueve el suyo es el cuarenta, usted ni se mueve, y un lío enorme, el de alante no cobra que no es conforme. Ay mama de mi arma que día funesto que si algo me faltaba era ver esto, pero es que hay gente.... capaz de firmar un cheque sin remanente. Y es en ese momento tan oportuno cuando dice el cajero el cuarenta y uno, y usted revienta, oiga usted que a pasao con el cuarenta. El cajero comprende su bulla y prisa y aunque frío y sereno lo tranquiliza, no ha pasao na, es que mientras no lo traigan no puedo pagar. Pami que este cajero tiene "mandanga" es de los que le cuesta dar la "telanga", una manía, pues no tengo yo el cuerpo pa tonterías. Por fin llega el momento que maravilla por poco si se mete en la ventanilla, y ese cajero, que contante y sonante le da el dinero. Ay que respiro madre ay que respiro que ya tengo la “tela” que ya me piro, y... con la "guita" mientras sale del banco recapacita. porque estaba intranquilo porque dudaba si yo sabia que Pepe no me fallaba, si ahí hay dinero, y hay que ver lo agradable que es el cajero. Sin envalgo aunque me digan desconfiao de hoy en adelante cobro al contao, y en pesetillas, y si es que no hay pesetas en calderilla. En calderilla madre en calderilla, que tiene mucha "guasa" la ventanilla. |
SALUD,
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QUIERO SER EN TU VIDA
Quiero ser en tu vida algo más que un instante, algo más que una sombra y algo más que un afán. Quiero ser, en ti misma, una huella imborrable un recuerdo constante y una sola verdad. Palpitar en tus rezos con temor de abandono. Ser, en todo y por todo, complemento de ti. Una sed infinita de caricias y besos; pero no una costumbre de estar cerca de mí. Quiero ser en tu vida una pena de ausencia un dolor de distancia y una eterna ansiedad. Algo más que una imagen, y algo más que el ensueño que venciendo caminos, llega, pasa y se va. Ser el llanto en tus ojos, y en tus labios la risa. Ser el fin y el principio, la tiniebla y la luz, y la tierra, y el cielo; y la vida y la muerte. Ser, igual que en mi vida, has venido a ser tú. |
SALUD..
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ROMANCE DE LA VOZ EN LA SANGRE
Fue hacia la tercera luna cuando lo sintió en los centros. Estaba sobre la hierba, tumbada de cara al cielo -viendo la tarde morirse sobre sus ojos abiertos- cuando notó en la cintura como un pájaro pequeño, que aleteó por lo oscuro de su vientre unos momentos, y luego vino a pararse sobre su talle, en silencio... Fue hacia la tercera luna cuando lo sintió en los centros... Un ¡ay! de gozo y asombro y otro de duda y recelo salieron de su garganta. Las palomas de su pecho se erizaron de blancura, y un temblor de alumbramiento sacudió de sur a norte todo el mapa de su cuerpo e hizo crujir entre sombras las ramas de su esqueleto... En un brinco de gacela se ha levantado del suelo y ha echado a andar lentamente por la vereda de cedros. Parece tallada en tierra la cara de Sacramento. -Iré a ver a la Jacinta lo mismo que otras lo hicieron... Ella conoce las plantas y sabrá darme el remedio... -¿No te da pena matarme antes de nacer...? ¡Qué miedo le dio al escuchar la voz que le salía al encuentro, envuelta en hilos de sangre cortando su propio aliento! -¿Quién eres que así me hablas...? -Ahora, nadie... casi un sueño; mañana, si tú me dejas, un hombre de cuerpo entero... -¿Y qué voy a hacer, mi niño? -Parirme como un almendro en la mitad de la cama con las entrañas ardiendo. -¿Pero y mi honra? -Tu honra la limpiaré con mis besos: las madres después del parto quedan igual que un espejo... -Pero me faltan seis meses, seis plenilunios completos frente a los ojos que miran y las bocas de veneno. -¿Y a ti qué te importa nadie? Ponte delante del pueblo y escúpele la belleza de llevar un hijo dentro. -¡Temo a las lenguas cobardes! -Y en cambio no te da miedo ir a buscar una planta de sombra -flor de silencio-, para derramar mi vida por el primer sumidero y que no quede del hijo ni una fecha ni un recuerdo... -¡Calla! -No puedo callarme. Una perra no haría eso: me lamería los ojos hasta que los fuera abriendo... Pondría mi piel suave lo mismo que el terciopelo y luego ya, sin saliva, con los dientes en acecho, se tumbaría a mi lado hecha un río dulce y tierno, para que yo la dejara hasta sin cal en los huesos. -¡Por Dios! -Por Él, yo te pido que no me dejes sin cielo. Corta sábanas de holanda; borda pañales de céfiro; aprende nanas azules y planta naranjos nuevos..., y cuando me hayas parido como a un torito pequeño, abre puertas y ventanas, que me contemplen durmiendo lo mismo que un patriarca en el valle de tus pechos... La voz se apagó en la sangre; la cara de Sacramento parece como de barro de oscura que se le ha puesto, y con sus manos sin pulso se toca el vientre moreno... ¡Ay qué monte de alegría! ¡Qué rosal al descubierto! ¡Qué luna bajo la falda! ¡Qué lirio de tallo inquieto! -¡Yo te juro, amor -mi niño-, por mis vivos y mis muertos, que te he de parir un día sonámbula de contento, aunque me escupan a una todas las lenguas del pueblo! |
ARMONÍA DE LA PALABRA Y EL INSTINTO
Todo fue maravilla de armonías en el gesto inicial que se nos daba entre impulsos celestes y telúricos desde el fondo de amor de nuestras almas. Hasta el aire espigóse en levedades cuando caí rendida en tu mirada; y una palabra, aún virgen en mi vida, me golpeó el corazón, y se hizo llama en el río de emoción que recibía, y en la flor de ilusión que te entregaba. Un connubio de nuevas sensaciones elevaron en luz mi madrugada. Suaves olas me alzaron la conciencia hasta la playa azul de tu mañana, y la carne fue haciéndose silueta a la vista de mi alma libertada. Como un grito integral, suave y profundo estalló de mis labios la palabra; Nunca tuvo mi boca mas sonrisas, ni hubo nunca más vuelo en mi garganta! En mi suave palabra, enternecida, me hice toda en tu vida y en tu alma; y fui grito impensado atravesando las paredes del tiempo que me ataba; y fui brote espontáneo del instante; y fui estrella en tus brazos derramada. Me di toda, y fundiéndome por siempre en la armonía sensual que tu me dabas; y la rosa emotiva que se abría en el tallo verbal de mi palabra, uno a uno fue dándote sus pétalos, mientras nuestros instintos se besaban. |
salud grande..
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ROMANCE DEL VAMPIRO CAÑÍ.
¿Porque no nací en los Cárpatos, serrana, vas y te quejas? Yo no soy como esos condes de Moravia y de Bohemia, que salen de su ataúd en las noches de tormenta, de fraque, de guante blanco y capa de seda negra; como si pa chupar sangre se exigiese la etiqueta. Yo voy con traje campero, con faja color adelfa, con sombrero de ala ancha, con mi clavel en la oreja, y un puro, cuya vitola dice-. «Romeo y Julieta», los nombres de los amantes que palmaron en Florencia. ¿Porque no nací en los Cárpatos, serrana, vas y te quejas? Soy vampiro de cortijo, una raza que se templa con la lima de los cardos, jaramagos y chumberas, pero cuando hay que actuar y succionarle al que sea la yugular, la carótida o cualesquiera otra vena, uno, que tié educación le dice antes a su presa: « ¡Va por usted! » ¡Y a chupar, porque eso siempre alimenta! Y sí se encuentra delante gente fina y de la crema, le pregunto: «¿Ustedes gustan?» ¡Lo que manda la decencia!, no como otros, que aparecen de pronto tras de una reja, se arrojan sobre su víctima, y ¡hala!, a chupar a lo bestia. ¿Porque no nací en los Cárpatos, serrana, vas y te quejas? A mí no tié que enseñarme nadie que venga de fuera, porque incluso en el verano, cuando la calor aprieta, cuando pillo algún pescuezo, pa refrescarme, morena, chupo, para que te enteres, con una paja horchatera. De casta le viene al galgo, y a mí, de Sierra Morena, que es donde mi abuelo Curro asaltó una diligencia, y en vez de robar alhajas y desvalijar maletas, le dio un bocao en la nuca a una señora de Cuenca. Vampiros fueron mis padres; vampira, mi tía Enriqueta, y una hermanita que tengo, que es igual que una muñeca, vampirita es la criatura, y aunque por su edad no opera, por quedar bien y chupar, chupa un piruli de menta. ¡Si hasta a mi primilla Angustias, que es un pedazo de hembra, le tira el chupopterismo... Vamos, según dice ella, porque si no, no sé qué hace paseando por la acera y moviendo mucho el bolso las noches de luna llena. ¿Porque no nací en los Cárpatos, serrana, vas y te quejas?!!!!!!! |
CONFIANZA
Mientras haya alguna ventana abierta, ojos que vuelven del sueño, otra mañana que empieza. Mar con olas trajineras —mientras haya— trajinantes de alegrías, llevándolas y trayéndolas. Lino para la hilandera, árboles que se aventuren, —mientras haya— y viento para la vela. Jazmín, clavel, azucena, donde están, y donde no en los nombres que los mientan. Mientras haya sombras que la sombra niegan, pruebas de luz, de que es luz todo el mundo, menos ellas. Agua como se la quiera —mientras haya— voluble por el arroyo, fidelísima en la alberca. Tanta fronda en la sauceda, tanto pájaro en las ramas —mientras haya— tanto canto en la oropéndola. Un mediodía que acepta serenamente su sino que la tarde le revela. Mientras haya quien entienda la hoja seca, falsa elegía, preludio distante a la primavera. Colores que a sus ausencias —mientras haya— siguiendo a la luz se marchan y siguiéndola regresan. Diosas que pasan ligeras pero se dejan un alma —mientras haya— señalada con sus huellas. Memoria que le convenza a esta tarde que se muere de que nunca estará muerta. Mientras haya trasluces en la tiniebla, claridades en secreto, noches que lo son apenas. Susurros de estrella a estrella —mientras haya— Casiopea que pregunta y Cisne que la contesta. Tantas palabras que esperan, invenciones, clareando —mientras haya— amanecer de poema. Mientras haya lo que hubo ayer, lo que hay hoy, lo que venga. |
TU Y YO
Tú eres la nave...yo soy el puerto tú eres la ola...yo soy el mar tú eres la rosa...yo soy el huerto somos dos cosas sin separar. Yo soy el cuerpo tú eres la vida tú eres el eco... yo soy la voz yo soy la sangre...tú eres la herida tú eres la virgen...yo soy tu Dios. Yo soy la planta...tú la simiente tú eres cariño...yo soy amor yo soy el agua...tú eres la fuente tú eres angustia...yo soy dolor. Yo soy tristeza...tú eres lamento tú eres la suerte y yo el azar tú eres la brisa...yo soy el viento somos dos cosas...sin separar. |
salud..
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EL CONDE DE ATANOR
En un antiguo castillo de los campos de León, una tarde de verano… Van a oír lo que pasó. Casado con Doña Sancha el conde de Atanor, que se llamaba el buen hombre, Tolomeo Simeón Garrotín y Navafría de los Berros, se entero que mientras andaba fuera de guerrero o cazador, su esposa se la pegaba con uno de Badajoz que vendía alcaparrones. Y aunque esto no le extrañó por saber que era una fresca y coqueta al por mayor, el conde gritó furioso: ¡Por la gloria de Cotón! ¿El honor de un Garrotín pateado? ¡Por favor…! ¡Esto ni un sueco lo aguanta y menos lo aguanto yo, que voy a armar un follin de los de válgame Dios! Y montándose a su jaca con furia la espoleó mientras gritaba: ¡Que asco, que vergüenza y que dolor! De tanto como padezco me va a entrar hasta la tos. Y tosiendo y mascullando, hasta el castillo llegó, mas, con tan mala fortuna que en la puerta se cayó sobre un toro manso y bueno que asustado se escapó dejando el collar en manos del conde de Atanor. El collar tenía un cencerro y el conde con él entró en el patio del castillo haciendo tolón, tolón. ¿Dónde está mi señora? ¿Dónde está quien me engañó? ¿Dónde está que no la veo mirando en su mirador? -¡Aquí me tienes chiquillo!- Doña Sancha respondió, saliendo con un capote color clavel reventón. ¡Esposa sin miramientos! ¡Esposa de la “afición”, que tomo la alternativa el día que se casó! ¿Qué has hecho con tu marido? Di ¿Dónde has puesto mi honor? -No se… Yo no lo he cogido. ¡Mentira! –el conde rugió- ¡Te haces la desentendida con muy poca educación! Mas… Calla, que voy a mirar dentro de tu habitación… ¡No! –Le grito Doña Sancha- La asistenta hoy no barrió y…. hay pelusa. -¡Ya lo sé! Y sin decir más entró en la cámara, con aire que recordaba a Almanzor aquel árabe que era tan barbudo y tan feroz. Registrando, registrando, en el arca registró y, ¡allí estaba, apretadito, casi sin respiración y en pelotas… Aquel hombre, el hombre de Badajoz! -¿Qué hacéis aquí? Grito el conde. Y el otro le respondió: -Ya lo veis… Dando un paseo. -¿Dando un paseo? ¡Ah, perdón! Y el conde ya satisfecho, por la puerta se salió, con el cencerro en la mano haciendo tolón, tolón!!!!! |
CUARTETOS DEL TRANSEÚNTE
Sonríe, jardinera, si en el surco te inclinas y buscas el secreto profundo de las rosas no pienses que las rosas se afean con espinas; sino que las espinas se embellecen con rosas. Jugué al amor contigo, con vanidad tan vana que marqué con la uña los naipes que te di. Y en ese extraño juego, donde pierde el que gana, gané tan tristemente, que te he perdido a ti. Al referir mi viaje le fui añadiendo cosas. Cosas que sueño a veces, pero que nunca digo, y así, donde vi un yermo, juré haber visto rosas. No me culpes, muchacha, que igual hice contigo. Yo sólo pude recordar tu nombre, tú, en cambio, recordaste cada fecha de ayer. Y aprendí que las cosas que más olvida un hombre, son las cosas que siempre recuerda una mujer. Aquí estaba la hierba, viajero de una hora, y, cuando te hayas ido, seguirá estando aquí. Bien poco ha de importarle que la pises ahora sabiendo que mañana nacerá sobre ti. |
DESEOS
Yo quisiera salvar esa distancia ese abismo fatal que nos divide, y embriagarme de amor con la fragancia mística y pura que tu ser despide. Yo quisiera ser uno de los lazos con que decoras tus radiantes sienes; yo quisiera en el cielo de tus brazos beber la gloria que en los labios tienes. Yo quisiera ser agua y que en mis olas, que en mis olas vinieras a bañarte, para poder, como lo sueño a solas, ¡a un mismo tiempo por doquier besarte! Yo quisiera ser lino y en tu lecho, allá en la sombra, con ardor cubrirte, temblar con los temblores de tu pecho ¡y morir de placer al comprimirte! ¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera llevarte en mí como la nube al fuego, mas no como la nube en su carrera para estallar y separarse luego! Yo quisiera en mí mismo confundirte, confundirte en mí mismo y entrañarte; yo quisiera en perfume convertirte, ¡convertirte en perfume y aspirarte! ¡Aspirarte en un soplo como esencia, y unir a mis latidos tus latidos, y unir a mi existencia tu existencia, y unir a mis sentidos tus sentidos! ¡Aspirarte en un soplo del ambiente, y así verte sobre mi vida en calma, toda la llama de tu pecho ardiente y todo el éter del azul de tu alma! Aspirarte, mujer... De ti llamarme, y en ciego, y sordo, y mudo constituirme, y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme al deleite supremo de sentirte ¡y a la dicha suprema de adorarte! |
CONDENA
A trabajos forzados me condena mi corazón, del que te di la llave. No quiero yo tormento que se acabe, y de acero reclamo mi cadena. Ni concibe mi mente mayor pena que libertad sin beso que la trabe, ni castigo concibe menos grave que una celda de amor contigo llena. No creo en más infierno que tu ausencia. Paraíso sin ti, yo lo rechazo. Que ningún juez declare mi inocencia, porque, en este proceso a largo plazo buscaré solamente la sentencia a cadena perpetua de tu abrazo. |
ME AVISARON
Me avisaron a tiempo: ten cuidado, mira que miente más que parpadea, que no le va a tu modo su ralea, que es de lo peorcito del mercado. Que son muchas las bocas que ha besado y a lo mejor te arrastra en su marea y después no te arriendo la tarea de borrar el presente y el pasado. Pero yo me perdí por tus jardines dejando que ladraran los mastines, y ya bajo la zarpa de tus besos me colgué de tu boca con locura sin miedo de morir en la aventura, y me caló tu amor hasta los huesos. |
OSÚ QUE TIO
Quise a una cordobesa enamorarla, eche al aire un suspiro, me fui a buscarla, llegue a su puerta y dije, - hola Rocío - y respondió con guasa ¡¡Osú que tío!! Y le dije simpático: -Hablarte quiero, soy Rufino Mendoza y estoy soltero. Verás que soy un hombre fuerte, animoso, cordial y sencillo y jacarandoso. Desde que te conozco ardo en deseos de decir lo que siento sin dar rodeos. Con tu alegre hermosura me congratulo y te aplaudo y te digo sin disimulo. Que tú de mis deseos eres la suma, te veo fumar y digo, ¡ay, que bien fuma! Quisiera ser collar que te adornara, quisiera ser pitillo que te fumaras, quisiera ser el zumo de la manzana que con gusto te comes por la mañana. Y que sean mis manos con mucho amor, de tus cantimploritas sujetador. Los deseos que tengo no los disculpo, para estrechar tu talle quiero ser pulpo. De pronto vi que ella se puso altiva, apago el cigarrillo, trago saliva y me miro con ojos que echaban fuego, me hizo un corte de mangas, dijo –hasta luego- y me volvió la espalda con señorío. Y se marcho diciendo: ¡¡¡Osú que tío!!!! |
hola sr,este ultimo me ha gustado,tela,salud..
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EL PIYAYO
¿Tú conoces al Piyayo? es un viejo renegro reseco y chicuelo, la mirada de gallo pendenciero y hocico de raposo tiñoso, que pide limosna por tangos y maldice cantando fandangos gangosos…. ¡A chufla lo toma la gente, y a mi me da pena y me causa un respeto imponente! Ata a su cuerpo una guitarra que chilla como una corneja, zumba como una chicharra, y tiene arrumacos de vieja, pelleja. Yo lo he visto cantando, babeando de rabia y de vino, y bailando con salto felino tocando a zarpazos bajo los acordes de un viejo tangazo. Y el endeble Piyayo jadea, y suda, y renquea, y a sus contorsiones de ardilla hace sonar la vieja calderilla. Es su extraño arte su cepo y su cruz, su vida y su luz, su tabaco y su aguardientillo, su pan, y el de sus nietecíyos. ¿Churumbeles con greñas de alambre y panzas de sapo, que aúllan de hambre bajo los harapos! Sin madre que lave su roña, sin padre que afane porque pena una muerte en Santoña. ¡Sin mas sombra que la del abuelo! ¡¡Poca cosa, porque es tan chicuelo!!... En el altozano tiene un cuchitril, a las vigas se alcanza con la mano, y por lumbre, y por luz, un candil. Vacía sus alforjas que son sus bolsillos y bostezan de hambre los siete chiquillos se agrupan riendo y entre carantoñas los va repartiendo pan y pescao frito con la parsimonia de un antiguo rito. Chavales…… pan, de flor de harina… mascarlo despacio, mejor pan, no se come ni en el palacio. Y este pescaito,…¿no es ná? sacao uno a uno del fondo del mar. ¡Gloria pura es! Las espinas se comen también que to es alimento. ¡Así, despacito! mu remascaito…. ¡No llores, Manuela! tú no pués porque no tiés muelas. ¡Así, despacito, muy remascaito, migaja a migaja, que dure…. Le van dando fin a los cinco reales que costo el festín Y aluego, muy apiñaitos pá mata el frio, la Virgen Maria contempla al Piyayo riendo. Y hay un Ángel rubio que besa la frente de cada gitano chiquito. ¡¡A chufla lo toma la gente, y a mi me da mucha pena y me causa un respeto imponente!! |
salud..
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CANCIÓN DE UN SUEÑO
Otra vez, esta noche, vi tu mano en la mía, otra vez, esta noche, volví a soñar contigo, yo, que no soy tu amante ni siquiera tu amigo, sino un hombre que pasa bajo la luz del día. Sin embargo, en la sombra donde el tiempo no existe, se buscan nuestras almas, no sé por qué. Y despierto vagamente inconforme de que no ha sido cierto, triste de una tristeza que no llega a ser triste. Algo ocurre en la noche, pero yo no lo digo: ni a ti, que nada sabes, ni a ti te diré nada, pero al mirar tus ojos sabré, por tu mirada, si también, esta noche, tú has soñado conmigo. |
AUSENCIA
Es menester que vengas, mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho, y torno a ser el hombre abandonado que antaño fui, mujer, y tengo miedo. ¡Qué sabia dirección la de tus manos! ¡Qué alta luz la de tus ojos negros! Trabajar a tu lado, ¡qué alegría!; descansar a tu lado, ¡qué sosiego! Desde que tú no estás no sé cómo andan las horas de comer y las del sueño, siempre de mal humor y fatigado, ni abro los libros ya, ni escribo versos. Algunas estrofillas se me ocurren e indiferente, al aire las entrego. Nadie cambia mi pluma si está vieja ni pone tinta fresca en el tintero, un polvillo sutil cubre los muebles y el agua se ha podrido en los floreros. No tienen para mí ningún encanto a no ser los marchitos del recuerdo, los amables rincones de la casa, y ni salgo al jardín, ni voy al huerto. Y eso que una violenta Primavera ha encendido las rosas en los cercos y ha puesto tantas hojas en los árboles que encontrarías el jardín pequeño. Hay lilas de suavísimos matices y pensamientos de hondo terciopelo, pero yo paso al lado de las flores caída la cabeza sobre el pecho, que hasta las flores me parecen ásperas acostumbrado a acariciar tu cuerpo. Me consumo de amor inútilmente en el antiguo, torneado lecho, en vano estiro mis delgados brazos, tan sólo estrujo sombras en mis dedos... Es menester que vengas; mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho. Ya sabes que sin ti no valgo nada, que soy como una viña por el suelo, ¡álzame dulcemente con tus manos y brillarán al sol racimos nuevos! |
ES MUJER
Es bella, más bella, muy bella; es hoy, es mañana, es ayer. Es roca y es mirlo, es estrella, es irse, quedarse, volver. Es hierba y es rama, da sombra; es agua que calma la sed. Lejana, es mía, me nombra, me espera, me sabe, me ve. Estalla, se esconde, se aleja; de ser o no ser... ella es. Y es tanto que siempre regresa, y el antes se vuelve después. Me conoció cuando tuvo sospecha de que vendría; y ella sabía que llegaría... ¡Ah! sí sabía... Y luego de un tiempo corrieron los años, y me fui un día, y ella sabía que volvería. Ah, si sabía…Mi madre es bella, más bella, muy bella; es hoy, es mañana, es ayer. Es roca y es mirlo, es estrella, es siempre y es más…, es mujer. |
YO SOY, UN SER HUMANO
Más allá de cualquier ideología... más allá de lo sabio y lo profano, soy parte del espacio, soy la vida por el hecho de ser un ser humano. Yo soy el constructor de mis virtudes como lo soy, a la vez, de mis defectos; torrente inagotable de inquietudes... genial contradicción de Lo Perfecto. Yo puse las espinas en la frente los clavos en los pies y en ambas manos... después rompí a llorar amargamente la muerte irreparable de mi hermano. Por mí se hace polémica la duda... ¿Quién soy?, ¿adónde voy?, ¿de dónde vengo?... a través de los tiempos, tan aguda, que con ella renazco y me sostengo. Soy el que abrió la caja de Pandora que guardaba los males del planeta. No escapó la esperanza... ¡En buena hora! por ella sobrevivo y soy poeta. Yo soy el que ha creado las prisiones, la lucha fratricida y la injusticia, pero también he inventado las canciones y el encanto sutil de una caricia. En nombre de mi Dios, soy asesino, embustero, fanático y tirano; desafiando las leyes del destino tengo sangre de siglos en las manos. Más también en su nombre soy la rienda que consigue domar a tanto potro... Sería, sin un orden, la merienda de comernos los unos a los otros. Soy el poder, que condena los instintos naturales del hombre, mi censura reptando por oscuros laberintos impone la moral de su estatura. Yo soy un individuo entre la masa... La coincidencia, es sólo un accidente... Busco esposa, doy hijos, tengo casa, soy la opción de un cerebro inteligente. ¿Qué vale más, inquietud de mi existencia, cuando llegue el final y quede inerte? ¿El arte, por fijar mi trascendencia o el eterno misterio de la muerte?. Por todo, más allá de ideologías... más allá de lo sabio y lo profano... soy parte del espacio, soy la vida por el hecho de ser un ser humano |
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A UN RICO
¿Quién te ha dado tu hacienda o tu dinero? O son fruto del trabajo honrrado, o del haber que tus padres te han dejado, o el botin de un ladron o un usurero. Si el dinero que das al pordisero te lo dio tu sudor, te has sublimado, si es herencia ¡cuan bien lo has emplesdo! si es un robo, ¿Qué das, mal caballero? Yo he visto un lobo que de carne ahíto dejo comer los restos de un cabrito a un perro ruin que presencio su robo. Deja ¡oh rico! Comer lo que te sobre, por que algo mas que un perro será un hombre y tu, no querras ser menos que un lobo. |
BALDOMERA
Le voy a contar a ustedes mas de broma que de veras, la historia de una muchacha que se quiso hacer torera. El padre no daba golpe, la madre no trabajaba, y un hermano que tenia, ni soñando la doblaba. Baldomera se hizo grande guapa, sana, hecha una pera, no se puede estar mejor, la madre que la parió como estaba Baldomera. Un apoderao la vio y la quiso hacer torera, una casa le compro la vistió de mil maneras, y Baldomero tragó, porque así es que trago yo y así es que traga cualquiera. Con idea de “probarla” se fueron a un tentadero, y se llevó por “tentarla” el desengaño primero. Un guantazo le arreó que se le callo el sombrero, porque se hablo de “tentar” y una cosa es torear, y otra cosa un “tentaero”. Por fin pudo debutar la guapa de Baldomera, y convertir en realidad su sueño de ser torera. En su primera corrida va ha torear con Currito, diestro de gran valentía torero macho y bonito. Currito de verde y oro se prenda de Baldomera, y en vez de arrimarse al toro va y se arrima a la “ternera”. El apoderao celoso le forma la pelotera, diciendo que lidie al toro y no ligue a la torera. Currito quiere hacer caso y le da medio atontao, al toro tres muletazos y dos al apoderao. El apoderao se pica y allí se forma el desmadre, porque dice, y con razon, que le de el pase a su padre. Entonces el toro arremete viendo clara la ocasión, y a Curro de un achuchon lo manda al tendio siete. Ya van pa la enfermería Currito con la cojia, apoderao y torera, y detrás el empresario, mientras la banda del pueblo va tocando el relicario. y aquí termina la historia de aquella mujer torera, que no toreaba bien pero estaba como un tren, y se llamó Baldomera. |
BOCA A BOCA
Copa de vino donde quiero y sueño beber la muerte con fruición sombría, surco de fuego donde logra Ensueño fuertes semillas de melancolía. Boca que besas a distancia y llamas en silencio, pastilla de locura, color de sed y húmeda de llamas... ¡Verja de abismos es tu dentadura! Sexo de un alma triste de gloriosa; el placer unges de dolor; tu beso, puñal de fuego en vaina de embeleso, me come en sueños como un cáncer rosa... Joya de sangre y luna, vaso pleno de rosas de silencio y de armonía, nectario de su miel y su veneno, vampiro vuelto mariposa al día. Tijera ardiente de glaciales lirios, panal de besos, ánfora viviente donde brindan delicias y delirios fresas de aurora en vino de poniente... Estuche de encendidos terciopelos en que su voz es fúlgida presea, alas del verbo amenazando vuelos, cáliz en donde el corazón flamea. Pico rojo del buitre del deseo que hubiste sangre y alma entre mi boca, de tu largo y sonante picoteo brotó una llaga como flor de roca. Inaccesible... Si otra vez mi vida cruzas, dando a la tierra removida siembra de oro tu verbo fecundo, tú curarás la misteriosa herida: lirio de muerte, cóndor de vida, ¡flor de tu beso que perfuma al mundo! |
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QUE SUERTE HE TENIDO
Qué suerte he tenido de nacer, para estrechar la mano de un amigo. y poder asistir como testigo. al milagro de cada amanecer. Qué suerte he tenido de nacer. para tener la opción de la balanza. Sopesar la derrota y la esperanza, con la gloria y el miedo de caer. Qué suerte he tenido de nacer, para entender que el honesto y el perverso. son dueños por igual del universo aunque tengan distinto parecer. Qué suerte he tenido de nacer, para callar cuando habla el que más sabe. Aprender a escuchar, esa es la clave, si se tiene intenciones de saber. Qué suerte he tenido de nacer, y lo digo sin falsos triunfalismos. La victoria total, la de uno mismo. se concreta en el ser y en el no ser. Qué suerte he tenido de nacer, para cantarle a la gente y la rosa, y al perro y al amor y a cualquier cosa. que puede al sentimiento recoger. Qué suerte he tenido de nacer, para tener acceso a la fortuna. De ser río en lugar de ser laguna, de ser lluvia en lugar de ver llover. Qué suerte ha tenido de nacer, para comer a conciencia la manzana, Sin el miedo ancestral a la sotana y a la venganza final de lucifer. Pero sé, bien que sé.... que algún día también me moriré. Si ahora vivo contento con mi suerte, sabe Dios qué pensaré cuando mi muerte, cúal será en la agonía mi balance. no lo sé, nunca estuve en ese trance. Pero sé, bien que sé... que en mi viaje final escucharé el ambiguo tañir de las campanas saludando mi adiós, y otra mañana y otra voz, como yo, con otro acento, cantará a los cuatro vientos... ¡Qué suerte he tenido de nacer! |
LA ULTIMA CARTA
Mi carta, que es feliz, pues va a buscaros, cuenta os dará de la memoria mía. Aquel fantasma soy que, por gustaros, juró estar viva a vuestro lado un día. Cuando lleve esta carta a vuestro oído el eco de mi amor y mis dolores, el cuerpo en que mi espíritu ha vivido ya durmiendo estará bajo las flores. Por no dar fin a la ventura mía, la escribo larga... casi interminable... ¡Mi agonía es la bárbara agonía del que quiere evitar lo inevitable! Hundiéndose al morir sobre mi frente el palacio ideal de mi quimera, de todo mi pasado, solamente esta pena que os doy borrar quisiera. Me rebelo a morir, pero es preciso... ¡El triste vive y el dichoso muere!... ¡Cuando quise morir, Dios no lo quiso; hoy que quiero vivir, Dios no lo quiere! ¡Os amo, sí! Dejadme que habladora me repita esta voz tan repetida; que las cosas más íntimas ahora se escapan de mis labios con mi vida. Hasta furiosa, a mí que ya no existo, la idea de los celos me importuna; ¡juradme que esos ojos que me han visto nunca el rostro verán de otra ninguna! Y si aquella mujer de aquella historia vuelve a formar de nuevo vuestro encanto, aunque os ame, gemid en mi memoria; ¡yo os hubiera también amado tanto!... Mas tal vez allá arriba nos veremos, después de esta existencia pasajera, cuando los dos, como en el tren, lleguemos de vuestra vida a la estación postrera. ¡Ya me siento morir!... El cielo os guarde. Cuidad, siempre que nazca o muera el día, de mirar al lucero de la tarde, esa estrella que siempre ha sido mía. Pues yo desde ella os estaré mirando; y como el bien con la virtud se labra, para verme mejor, yo haré, rezando, que Dios de par en par el cielo os abra. ¡Nunca olvidéis a esta infeliz amante que os cita, cuando os deja, para el cielo! ¡Si es verdad que me amasteis un instante, llorad, porque eso sirve de consuelo!... ¡Oh Padre de las almas pecadoras! ¡Conceded el perdón al alma mía! ¡Amé mucho, Señor, y muchas horas; mas sufrí por más tiempo todavía! ¡Adiós, adiós! Como hablo delirando, no sé decir lo que deciros quiero. Yo sólo sé de mí que estoy llorando, que sufro, que os amaba y que me muero. |
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QUE DOLOROSO ES AMAR
¡Qué doloroso es amar... y no poderlo decir! Si es doloroso saber, que va marchando la vida como una mujer querida, que jamás ha de volver. Si es doloroso ignorar, donde vamos a morir; ¡más doloroso es amar... y no poderlo decir! Triste es ver que la mirada, hacia el sol levanta el ciego; y el sol la envuelve en su fuego y el ciego no siente nada. Ver su mirada tranquila, a la luz indiferente y saber que eternamente, la noche va en su pupila bajo el dosel de su frente. Pero si es triste mirar y la luz no percibir; ¡más doloroso es amar... y no poderlo decir! Conocer que caminamos, bajo la fuerza del sino; recorrer nuestro camino y no saber donde vamos. Ser un triste peregrino, de la vida en los senderos, no podernos detener, por ir siempre prisioneros, del amor o del deber. Mas si es triste caminar y no poder descansar mas que al tiempo de morir; ¡más doloroso es amar... y no poderlo decir! Vivir como yo soñando, con cosas que nunca vi; y seguir, seguir andando, sin saber por qué motivo ni hasta cuándo. Tener fantasía y vuelo, que pongan al cielo escalas y ver, que nos faltan alas, que nos remonten al cielo. Más si es triste no gozar, lo que podemos soñar; no hay más amargo dolor, que ver el alma morir, prisionera de un amor y no poderlo decir. |
LO QUE YO QUIERO
Que nadie me conozca y que nadie me quiera. Que nadie se preocupe de mi triste destino. Quiero ser incansable y eterno peregrino que camina sin rumbo porque nadie le espera. Que no sepan mi vida, ni yo sepa la ajena. Que ignore todo el mundo si soy triste o dichoso. Quiero ser una gota en un mar tempestuoso o en inmenso desierto, un granito de arena.. Caminar mundo adentro solo con mis dolores. Nómada, sin amigos, sin amor, sin anhelos, que mi hogar sea el camino, y mi techo sea el cielo y mi lecho las hojas de algún árbol sin flores.. . Cuando ya tenga polvo de todos los caminos Cuando ya esté cansado de luchar con mi suerte, me lanzaré en la noche sin luna, hacia la muerte. de donde no regresan jamás los peregrinos. Y morir una tarde cuando el sol triste alumbre, descendiendo un camino o ascendiendo una cumbre, pero donde no haya quien me pueda enterrar. Que mis restos ya polvo los disipen los vientos, para que cuando ella sienta remordimientos no se encuentre mi tumba, ni me pueda rezar... |
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MIEDO
Mil veces he intentado decirte que te quiero, mas la ardorosa confesión, mi vida, se ha vuelto de los labios a mi pecho ¿Por qué, niña? Lo ignoro, ¿Por qué? Yo no lo entiendo, Son blandas tu sonrisa y tu mirada, dulce es tu voz, y al escucharla tiemblo. Ni al verte estoy tranquilo, ni al hablarte sereno, busco frases de amor y nos la hallo. No sé si he de ofenderte y tengo miedo. Callando, pues, me vivo y amándote en silencio, sin que jamás en tus dormidos ojos sorprenda de pasión algún destello. Dime si me comprendes, si amarte no merezco. Di si una imagen en el alma llevas... Mas no... no me lo digas...¡tengo miedo! Pero si el labio calla, con frases de los cielos deja, mi vida, que tus ojos digan a mis húmedos ojos... ya os entiendo deja escapar el alma los rítmicos acentos de esa vaga armonía, cuyas notas tiene tan sólo el corazón por eco. Deja al que va cruzando por áspero sendero, que si no halla la luz en la ventana, tenga la luz de la esperanza al menos. Callemos en buena hora pues que al hablarte tiemblo, mas deja que las almas, uno a uno, se cuenten con los ojos sus secretos... Dejemos que se digan en ráfagas de fuego confidencias que escuche el infinito frases mudas de encanto y de misterio. Dejemos, si lo quieren, que sientas lo que siento, beso puro que engendren las miradas y que tan bello porvenir es nuestro. Dime así que me entiendes, que estallen en un beso, que es el porvenir de luz y flores y suba sin rumor hasta los cielos. Di que verme a tus plantas es de tu vida el sueño, dime así cuanto quieras.... cuanto quieras. De que me hables así... no tengo miedo. |
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