Esta era una niña que desde pequeñita era muy pesimista. Si por ejemplo su papá le compraba unos patines, la niña al verlos decía:
-¿Y chi me caigo...?
Si le compraba una muñeca, la niña decía:
-¿Y chi che dompe....?
Y así sucesivamente. El papá de la niña, señor de muchos dineros, la llevó con varios especialistas los cuales, después de cobrar muy caro, tan solo le sugirieron que intentara darle más seguridad a su hija, y que ya se le pasaría ese pesimismo con el tiempo.
Pasaba el tiempo, y el señor se esmeraba en darle lo mejor a su hija, sin que por eso ella diera muestras de mejorar. Si por ejemplo le compraba a su hija una flamante bicicleta, ésta decía:
-¿Y chi choco...?
Y si el padre le regalaba además un casco de ciclista, ella replicaba:
-¿Y chi no chirve...?
A los 15 años, el padre intentó enviarla de viaje, pero cuando le propuso enviarla en un crucero por el Caribe, ella repuso:
-¿Y chi che hunde...?
Cuando su padre le propuso enviarla entonces a Europa en avión, ella respondió:
-¿Y chi che cae...?
Pasó el tiempo, y la antes niña ya tenía sus buenos 30 años, y no daba muestras de mejorar. El padre, seguía consultando psiquiatra tras psiquiatra, hasta que uno le sugirió:
--Lo que le falta a su hija es hacer el amor... ¿Por qué no le consigue algún novio..?
-Ya lo intenté, pero ella empieza: "¿Y chi no me queye...?" y cosas por el estilo. Además, así de pesimista no hay quién la soporte...
-Pruebe entonces a hacerlo por la fuerza. Usted es un hombre de muchos recursos, podría pagarle a su chofer, por ejemplo....
Desesperado, el señor decidió hacer la prueba. Esa noche, el chofer entró a la habitación de la hija descerrajando la puerta. Acto seguido, la arrojó sobre la cama, le dijo:
-¡Desnúdate, desgraciada...!
Y se metió al baño. Cuando salió, la chica estaba tapada hasta los ojos con la sábana, mirándolo asustadísima. El chofer de un manotazo retiró la sábana, y la encontro todavía totalmente vestida. A tirones le desgarró la ropa, acto seguido, se le echó encima. La chica estaba inmóvil, como paralizada. El chofer la penetró... ella seguía inmóvil. Entonces el chofer, enojado, le gritó:
-¡Muévete, muévete de una puta vez....!
-¿Y chi che chale....?